Patio y cocina en estado ruinoso de un piso de la primera planta del bloque de la calle Floridablanca. Fotos: R. Gallofré
Patio y cocina en estado ruinoso de un piso de la primera planta del bloque de la calle Floridablanca. Fotos: R. Gallofré

En condiciones infrahumanas

El incendio a un piso del c/ Floridablanca saca a la luz la precariedad en la que viven muchas de las familias del edificio. Un caso de infrahabitatge que se da en otras fincas de la ciudad

Visto a pie de calle parece un bloque más, antiguo pero muy conservado, del barrio de La Habana. El mal estado de la puerta de la finca ya delata, pero, que no es así, cosa que se confirma al cruzarla y entrar al rellano. Parets y techos destrozados, cables colgante, alumbrado provisional (y encara suerte, porque finos hace pocas semanas ni había). Y si queda alguna duda, se desvanece del adentrándose en prácticamente cualquiera de las 16 viviendas de este edificio de cuatro pisos de la calle Floridablanca 16-18. Hogares en un estado penoso donde viven familias en condiciones deplorables, y en algunos casos incluso inhumanas. El más extremo se da en un piso de poco más de 40m2 en un estado de conservación muy precario, con habitaciones sin ventilación donde se amontonan tres adultos y 9 menores de edad. El panorama de miseria es chocante, pero tanto desde las entidades que combaten la emergencia habitacional como el propio Ayuntamiento reconocen que hay más casos como este de infrahabitatge a la ciudad.

El edificio es al c/ Floridablanca 16-18 y, a pesar de que no lo aparenta por fuera, se encuentra en estado ruinoso

La PEC (Plataforma Anti Crisis), una de estas entidades, es quienes alertado de la situación, a raíz del incendio que se produjo en una vivienda del cuarto piso de la finca el pasado 27 de enero de madrugada. Según explican los vecinos, en aquel piso vivía un joven que lo había ocupado ilegalmente, al cual no han vuelto a ver desde el suceso. "Sort que los ladridos del perro me despertaron, porque sino quizás nos quedamos todos", explica un vecino de la tercera planta, que avisó los bomberos al notar el humo. La rápida actuación de estos impidió que fuego se extendiera a otros hogares. No es nada difícil conjurar la imagen del incendio propagándose con mucha facilidad por todo el inmueble, dada la precariedad de las instalaciones de luz, agua y gas a menudo manipuladas por los propios vecinos, y la cantidad de suciedad y desechos que se acumula a muchos de las viviendas. A la finca no parece haberse hecho ninguna tarea de mantenimiento como mínimo en las últimas dos décadas.

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"Yo no quiero dinero, ni una indemnización ni tampoco quedarme aquí por siempre jamás: yo quiero un lugar donde vivir"

"Traemos 21 años residiendo aquí, y antes había sido el piso de mi suegro" explica en Mohamadu, que vive con dos mujeres y con nueve criaturas. Su contrato de alquiler, por el cual pagan 208 euros mensuales, se remonta a la década de los 90. Originario de Gambia, explica con un castellano muy precario -a pesar de traer más de dos décadas viviendo en el país- que cobra 426 euros de lava mínima después de que se le acabara la prestación de paro (había ejercido como carnicero en Badalona). Su mujer percibe cerca de 300 trabajando al campo. Por lo tanto con poco más de 700 euros tienen que mantener una familia con nuevo hijos, que van de los 18 a los 4 años. La mayoría están en edad escolar y estudian en centro del barrio, el Anxaneta. Dos de ellos han vuelto de clase con una Vieja Cuaresma que acaban de pintar y a la que todavía no le carece ninguna pata. Un tercero se pone a hacer los deberes en una mesa a medio palmo de un televisor de cerca de 50 pulgadas que contrasta de manera difícil de pair con la miseria que desprende todo el piso: la cocina y el baño, plenos de humedades y de cañerías a punto de reventar, caen a trozos, y las habitaciones, con las paredes escantellades, acumulan literas, cunas y colchones encajados casi cómo piezas de Tetris. "Dos de los nanos duermen al comedor y el resto repartidos por las dos habitaciones", explica la familia.

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Algunos de los nuevo menores de edad que viven en un piso de poco más de 40m2 en un estado de mantenimiento deplorable

Pagando el alquiler cada mes, pero a quién?

En Mohamadu y el resto de inquilinos del bloque, la mayoría también de origen subsahariano y en condiciones socioeconómicas muy precarias, aseguran que siguen pagando el alquiler cada mes. Pero muchos de ellos ya no saben ni a quien lo hacen, después de que el continuo cambio de manso de la propiedad del inmueble los haya sumido en la confusión. "Aquí ha venido todo de gente diferente a decir que el edificio era suyo y que teníamos que marchar", explica Sandji Cissé, de 47 años, que vive con tres hombres más a un piso de la primera planta en un estado de conservación no muy mejor que el anterior caso. Los cables eléctricos cuelgan desordenadamente por todo el hogar, con un peligro evidente de cortocircuito. Los muebles de la cocina son los mismos que cuando se construyó el bloque, en 1962, y están muy deteriorados. El tiet de Cissé, que actualmente vive en Francia, es quien firmó el contrato de alquiler, en 1980. Un contrato vitalicio de renta antigua, prorrogable año a año y que, al igual que el resto de residentes, acordó con Eulogio Fernández, el primer propietario del inmueble. "Él no daba ningún problema: vendía, cobraba y marchaba", recuerda Cissé, que con sus tres compañeros de piso actualmente paga 180 euros mensuales de alquiler.

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Estado de las zonas comunes de la edific, con las paredes destrozadas

El julio de 2015, pero, el antiguo propietario vendió el bloque entero a Crea Espacios Promociones SL, una inmobiliaria de Barcelona. La empresa tenía un objetivo claro: extinguir los contratos porque marcharan los actuales inquilinos, reformar el edificio y sacar de nuevo los pisos a la venta o alquiler. Pero no se salió, y depués de un año y tres meses se lo vendió al actual propietario, Metros Construídos SL, otra inmobiliaria de la capital catalana.

Los actuales propietarios, una inmobiliaria de Barcelona que compró el bloque el octubre pasado, dice que todos los residentes están en situación irregular aunque estén pagando alquileres

Esta empresa, especializada en la compra de edificios antiguos para rehabilitarlos y volverlos a poner al mercado inmobiliario, ha abierto procedimientos judiciales contra los locatarios porque, según defiende, sus contratos ya no son válidos. "Hay contratos extinguidos, cesiones ilegales a terceros a cargo de los titulares que hoy viven en el extranjero... todos los locatarios, por una u otra causa, viven de manera irregular", explican fuentes de la inmobiliaria. Desde Metros Construídos afirman que han intentado negociar con ellos porque marcharan de manera voluntaria, pero los residentes no quieren hacerlo, simplemente porque no tienen en ninguna parte más donde ir, tal y cómo confirma en Mohamadu: "Yo no quiero dinero, ni una indemnización ni tampoco quedarme aquí por siempre jamás: yo quiero un lugar donde vivir". En la misma situación se encuentra la Ibrahima, originario de Costa de Marfil, que vive con sus dos hijos a una vivienda del tercer piso, y que sufre una enfermedad grave. "Mis hijos han nacido aquí, yo no quiero marchar, pero en mi estado no puedo aguantar la presión diaria de todo de gente exigiéndome que marche" explica. Si pudiera se buscaría otro piso. "Pero con los 700 euros que cobro de pensión, donde puedo ir?" se lamenta. El problema es que debido a su situación socioeconómica, es casi imposible que ninguno de los locatarios pueda conseguir nada al mercado inmobiliario. Por eso desde la PEC reclaman la implicación del Ayuntamiento. "Esta gente el que necesita es que la administración los dote de pisos sociales", defiende Maya Sedano, portavoz de la entidad.


El Ayuntamiento considera que es un conflicto privado donde tiene difícil actuar

El Ayuntamiento tiene constancia del caso de la calle Floridablanca desde febrero de 2016. "Es una situación de infrahabitatge con una complejidad social muy grande", resuelve la regidora de Bienestar Social, Isabel Martínez. El consistorio ha celebrado varias reuniones con los vecinos para ofrecerlos asesoramiento desde el Servicio de Salud y Consumo para resolver las irregularidades en sus contratos, así como apoyo desde los Servicios Sociales. Técnicos del Servicio de Vivienda analizaron el inmueble y, ante las deficiencias detectadas a los espacios comunes (problemas con la instalación eléctrica, obras inacabadas) abrieron expediente disciplinario al propietario de entonces, Crea, porque lo resolviera. A la vez, se le exigió un estudio técnico estructural de las viviendas.

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La fachada del edificio a la calle Floridablanca 16-18. Por fuera parece en mucho mejor sido que el que hay en el interior

Crea, pero, se acabó vendiendo el inmueble sin hacer nada del que se le pedía. El nuevo propietario, Metros Construídos, ha heredado los deberes impuestos por el Ayuntamiento, pero este asegura que a ellos no se los ha notificado todavía la apertura de ningún expediente. A pesar de su estado aparentemente ruinoso, el edificio es estructuralmente estable. Un informe técnico del 2014 firmado por el Colegio de Aparejadores por encargo de Eulogio Fernández, el primer propietario, determina que el edificio sufre de aluminosi, pero que "reúne las condiciones de solidez y seguridad suficientes".

Según un informe de 2014, el edificio tiene aluminosi pero es estructuralmente estable. Desde la PEC dicen que el problema "no son las vigas, sino el estado de las instalaciones"

"El problema no son las vigas, sino la carencia de mantenimiento y el estado de las instalaciones, esto es un polvorín", lamenta Sedano. La portavoz de la PEC no entiende cómo es que técnicos de Servicios Sociales han comprobado en persona como viven las familias de este bloque y "no han hecho nada" para cambiar la situación. Críticas similares a las que manifiestan desde Sipte Asesores, el bufete de abogados que va mediar entre las familias y el anterior propietario para llegar a una solución pactada. "Nos reunimos con Servicios Sociales y nos prometieron que los buscarían un alojamiento definitivo, pero después no movieron ni un dedo", asegura la abogada Marta Antoja, que denuncia el mismo que todo el mundo quien ha entrado algún golpe a los pisos de la calle Floridablanca. "Esta gente vive en condiciones inhumanas, no pueden seguir así".

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Interior de uno de los pisos afectados por el incendio de la semana pasada

El Ayuntamiento hace corto de pisos sociales

Desde El Ayuntamiento aseguran que se ha mirado de ayudar los vecinos desde diferentes ámbitos, pero avisan que a tratarse de un conflicto privado es muy difícil actuar directamente. Que no puede, simplemente, sacarlos de allá y dotarlos de pisos de emergencia. En primer lugar, tal y cómo explica la regidora de Bienestar Social, porque el proceso judicial abierto contra ellos por el propietario va por largo y mientras tanto nadie los puede echar de casa (el consistorio reunirá los vecinos próximamente con el Colegio de Abogados para ayudarlos a hacer frente con garantías el procedimiento judicial abierto). Y después, porque el Ayuntamiento no dispone de un parque de pisos públicos suficiente. "Tenemos un problema de carencia de viviendas sociales", reconoce Martínez. La mayoría de los pisos cedidos al consistorio por los bancos en el Ayuntamiento, cerca de 80, están ocupados ilegalmente (una plaga contra la que el Ayuntamiento ya trae tiempo luchando) y de momento la campaña para fomentar la cesión de viviendas vacíos a la bolsa de alquiler social por parte de propietarios privados avanza muy lentamente (este 2017 se han sumado incentivos económicos para intentar acelerarlo). Hoy, pero, la carencia es muy grave y dificulta mucho poder hacer frente a situaciones de emergencia como esta y otras que se dan en la ciudad.

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