Pilar García

El artífice de la transformación urbanística de la ciudad

Retrato de Salvador Milà publicado a la revista 'Mataró Report' el mayo de 2003

Es, además de Manuel Mas, el único regidor del consistorio mataroní que ya estaba el 1979. No tiene ningún tipo de duda que el momento “más significativo y emocionando” de su trayectoria en política municipal fue la constitución de aquel primer Ayuntamiento de la nueva democracia. Tiene grabados a la cabeza “el entusiasmo” y la “masiva participación” de los ciudadanos en unas elecciones que marcaron un antes y uno después en los municipios. “Si en un lugar se produjo la ruptura, y esto no se ha dicho bastante, fue a la administración local”, puntualiza. “Ni hubo pactos de la Moncloa ni en Suárez controlando la situación, sino que, realmente, fue de hoy por mañana [...] Entran ideas nuevas, políticos nuevos, proyectos nuevos..., y se barre el franquismo”.

A pesar de nacer en Barcelona, el 3 de julio del 1953, con sólo seis años ya se trasladó a vivir en Mataró. Licenciado en derecho, la universidad fue una de las vías de introducción en política –recibe el carné oficial del PSUC el 1 de mayo del 1975–, así como la participación en la actividad cultural mataronina y los movimientos reivindicativos del que entonces era su barrio, Rocafonda. La intervención como abogado en los problemas que afectaban directamente sus vecinos en una época de muchas carencias a Rocafonda haría que se acabara especializando en el derecho relacionado con la administración local y el urbanismo. Integrando de la comisión mixta formada por representantes del movimiento vecinal y del Ayuntamiento durante los dos años de impàs entre las elecciones generales del 1977 y las municipales del 1979, es el número 7 de aquella primera candidatura del PSUC.

Lamenta la actual supeditación de la tarea municipal a un excesivo volumen de papeleo. “Evidentemente, no se puede pedir el mismo voluntarismo que en aquel momento. Pero tampoco se puede caer en el extremo de convertir la gestión política de un ayuntamiento en una cuestión burocrática y de una minoría alejada de la gente”, opina. Y alerta del hecho que hay que evitar que esta actitud derive al “fichar para mantener la bicoca”. Alcaldable de IC desde el 1987, se siendo orgulloso de haber sido fiel a sus ideales tanto desde la oposición como desde el gobierno de coalición con el PSC –del 91 al 99–, desde el cual tuvo como regidor de Urbanismo un papel clave indiscutible en la transformación de la ciudad. “Nosotros no hemos pasado la humillación de hacer de comparsa de nadie”.

Ahora, cree que hay que dejar a los jóvenes: “Cuando hace 24 años que haces el mismo, se crea el vicio que allá sólo puede ser el de siempre. Pues no! La única manera de aprender a nadar es echarse a la piscina”. Hay dos cosas que cree que nadie le puede reprochar. Una, haber procurado siempre “dar la cara”. La otra, el “respecto a los electores” al continuar en el Ayuntamiento después de salir del gobierno. “No te presentas sólo para ganar. Yo no he dicho nunca aquello de ‘si no mando, pliego'. Otros sí que lo han hecho”.

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