Capgròs
La memoria histórica se tiene que cuidar, se tiene que ir regando cómo una planta, no se puede dejar palplantada ni mucho menos, obviamente, olvidarla. A Mataró, por suerte, la Tabla de la Memoria la conforman tres grupos memorialistas que se posan de acuerdo en ocasiones cómo la de esta semana, la de este domingo. Un día para no olvidar, para recordar en clave local. Para tener muy presente el exilio y la deportación de 1939 por parte de los que perdieron la Guerra Civil.
El Grupo de Historiadores Jaume Compte, el Grupo de Historia del Casal y el Grupo de Investigación de la Memoria Histórica organizamos el Día Nacional del Exilio y la Deportación para recordar y dignificar la memoria del exilio mataroní, centrado en los años de la Dictadura franquista, "con el objetivo de generar conciencia ante los exilios y los desplazamientos forzosos de población que se están produciendo actualmente, a Cataluña y en todo el mundo".
El acto de domingo
El acto empezará a las 12h al pinar del Paseo del Callao y no antes, para no coincidir con la concentración de los participantes de Los Tres Tumbos. De allá se efectuará una ruta hasta el Monumento del Camino norteño donde se descubrirán dos testigos de exiliados mataronins relacionados con las artes: el cineasta Joaquim Soler y Moreu y el tenor Joan Arnó y Castaño. Un golpe llegados al monumento, se efectuará un homenaje a la mataronina Trinidad Castellano Viñeta, de 100 años de edad, que se exilió en 1939 por Ribes de Freser. A continuación, los familiares de los deportados y/o humillados por el nazismo efectuarán la lectura de los nombres de los mataronins exiliados y deportados. Se cerrará el acto con el testigo de una persona exiliada debido a la guerra a Ucrania que ahora vive a Mataró.
El grupo Sano Trumfa des Godai amenizó el acto con canciones de la época relacionadas con los exiliados y los deportados.
El sentido de la conmemoración
El Día Nacional del Exilio y la Deportación rememora los episodios de los primeros días de febrero de 1939, cuando las autoridades democráticas republicanas, junto con casi 500.000 personas, entras civiles y soldados, emprendieron el camino de la retirada, el camino norteño, para atravesar la frontera por varios puntos del Pirineu, huyendo del terror que imponían los militares insurrectos a todos los territorios que ocupaban. El éxodo masivo se produjo a finales de enero y, sobre todo, entre los días 5 y 10 de febrero, cuando miles de personas quedaron atrapadas a los pasos fronterizos, sufriendo el frío y los constantes ataques de la aviación franquista. Francia los cerró en campos de concentración improvisados donde tuvieron que sobrevivir en unas condiciones pésimas. Muchos devolvieron y sufrieron la represión implacable de la Dictadura, pero una parte significativa ya no volvió nunca más a casa suya. Algunos se exiliaron al América Latina, unos pocos a la Unión Soviética y la mayoría restaron a Francia donde tuvieran que hacer frente a la ocupación y al terror nazi, hasta el punto que algunos fueron deportados y asesinatos a campos nazis.
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