Caras alegres después del primer día de clase

Con la mochila a las espaldas y una sonrisa a la cara. Así salían muchos alumnos mataronins después de su primer día de curso. A pesar de que algunos niños y niñas todavía seguían con las lágrimas de la mañana, la mayoría lucían caras alegres: “Tenía ganas de volver y ver mis amigos”, explica contento Ivan Gillow, un niño de seis años que hoy ha empezado primero de primaria a la Angeleta Ferrer. Ivan vuelve a casa con su hermana Shana, de cuatro años, después de una intensa jornada: “He trabajado, he hecho un dibujo de un avión y he jugado en trenes a la hora del patio”, dice Ivan. Otra mataronina, Sílvia Cruz, ha vivido hoy el primer día en su nueva escuela, el Corazón de Maria: “Hoy he empezado primero de ESO y ya he hecho algunos amigos”, afirma. Según comenta Sílvia, hoy todavía no han dado clases sino que los maestros los han explicado el que harán durante el curso.

Los padres y las madres no han faltado a la cita, y unos minutos antes de que abrieran las puertas de la escuela ya esperaban impacientes sus hijos. Este es el caso de Anna Maria Gómez, que acompaña su hijo desde el colegio: "Hoy ya estaba nervioso para empezar, de hecho llega un momento en verano que los niños ya están un poco agobiats de las vacaciones", afirma Gómez. Su hijo de once años, en Marc Casado está haciendo sexto y explica que ha cogido el curso con ilusión.

Los maestros también han vivido desde su papel el retorno en la escuela. Lola Casas, profesora del Camino del Medio, trae un grupo de sexto con veintiocho alumnos: "Han vuelto como siempre, muy campechanos y con ganas de gresca y de trabajar", dice la profesora. Según explica Casas, los alumnos se han divertido explicando las vacaciones a los suyo compañeros puesto que hoy todavía no han empezado a trabajar: "Hoy hemos hablado de los maestros, de las colonias y hemos escrito los deseos para este curso", afirma. La maestra destaca la importancia de empezar despacio estos primeros días: "iremos introduciendo las materias gradualmente porque los alumnos se acostumbren", comenta.