Festival Posidonia. Foto: R.Gallofré
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Festival Posidonia. Foto: R.Gallofré

Cugat Comas

750 espectadores y un formato cuidadoso garantizan la continuidad del Posidonia Fest

El festival permite 'estrenar' culturalmente el Puerto de Mataró después de la remodelación

El Posidonia Fest fue, hizo y se acabó. Seis conciertos en setenta y dos horas. Un fin de semana. Puede parecer poco. Pero convenció y deja el regusto de las buenas noticias. Son buenas noticias la requesta que tuvo y la buena respuesta del público, que los tres agentes que lo impulsen den por hecho su continuidad y que sirviera para redondear el final de verano musical en un entorno, el Puerto de Mataró, que tiene ganas de gustar y atraer por medio de la cultura. Todo redondo.

Que haya movidas y festivales a Mataró es para remover la cola. Para alegrarse en presente. Días después del final del Nosotros, en paralelo al regreso de los Vermuts Musicales y cuando se anuncia ya lo Maresme Sound otoñal (esto en música, pero también hace falta mencionar el inminente tercero Panòptic, en cine), el estreno del Posidonia Fest recibió el beneplácito mayoritario del público. Unas 750 personas, según las cuentas de la organización, hicieron hacia el Puerto en los tres días de dos conciertos al atardecer. Empezaba de día y acababa por la noche. Primero un primer concierto de marca más local, después la patum del día. Un formato sin estridencias que desde el Posidonia quieren mantener de cara al 2022.

Festival Posidònia. Foto: R.Gallofré

Cine Nuria abrió el Posisònia Fest. Foto: R.Gallofré

Un espacio muy muy encontrado

Al remodelado Puerto de Mataró, además de acabar de llenar los locales, le convienen posidonias fests por reconnectar con la gente. Que vayan más allá del chorrito de aguas.. Si son en plural, en el sentido de más movidas, mejor que en singular. Pero la iniciativa de Microscopio era la primera y se notaba mano con conocimiento. Formato cuidadoso, justo, mínimo: poca luz y buena sonorización. Las velas plegadas y los màstils de los barcos de fondos de escena en el curioso espacio-auditorio de las obras acabadas. Todas las carencias de este tiempo, sin barra y con la obligación de sentar silents como clase. Pero todo hacía un buen ambiernt en el que, además (y seguramente es lo más importante) los músicos se sentían a gusto.

La cita más concurrida fue la de sábado, con el regreso de Maria del Mar Bonet a la ciudad después de mucho tiempo. Cuando buscas la edad que tiene la mallorquina, 74, te haces cruces de la voz que todavía gasta. Y que borde el mar y con la guitarra de Borja Penalba brilló. El día antes, para empezar, Pau Vallvé demostró este magnetismo que lo convierte en una pieza preciada de la música de ahora en catalán, presentando el disco surgido del confinamiento en un entorno en que incluso se notaba la marinada. Domingo la local Txell Sust cerraba la tríada de jefas de cartel.

Por cantidad y por calidad, por sensaciones de los que fueron y de los que lo montan ("un éxito absoluto", dicen) parece que el Posidonia, en efecto, ha llegado para quedarse. Microscopi, Ayuntamiento y Puerto quieren mantenerlo. El curso empieza con buenas noticias de última cueta estival.

Festival Posidònia. Foto: R.Gallofré

Pau Vallvé al Festival Posidonia. Foto: R.Gallofré

 

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