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El frío pone en peligro la cosecha de hortalizas en el Maresme

Las hortalizas que están en peores condiciones son los rábanos y las lechugas

La oleada del frío polar podría tener consecuencias en la cosecha de hortalizas que se cultivan en la comarca del Maresme. Los labradores prevén que buena parte de la cosecha se perderá debido a las heladas y las bajas temperaturas de estos días, según han manifestado fuentes del sindicato agrario Unión de Labradores.

Los labradores todavía no han hecho un balance de las pérdidas causadas en el sector pero pronostican peores días para llegar. La única solución que han encontrado, por ahora, es recoger lo antes posible la producción para evitar males mayores. "Hace dos días que trabajamos bajo un viento helado recogiendo rábanos para evitar que la cosecha se pierda, puesto que si esperamos una noche más de heladas, como se prevé, no podremos aprovechar nada", ha afirmado Pep Riera, expresidente de esta asociación.

A pesar de que la mayoría de las hortalizas se han visto perjudicadas por las heladas, han sido especialmente los rábanos y las lechugas, muy delicados por sus hojas, los que más han pequeño los efectos del frío. Las espinacas, las cebollas y los puerros, por otro lado, parece que se mantienen en mejores condiciones.

Si la situación continúa igual, han advertido los labradores, este sábado a los mercados de frutas y verduras de la comarca se verán vacíos de género. "Si tuviéramos una producción baja pero buena, podríamos subir los precios, pero con esta oleada de frío el problema será que no tendremos productos para vender", ha explicado con pesimismo y preocupación Riera.

Los agricultos de la comarca no recuerdan unas heladas tan agudas y de tantos días de duración. Este fenómeno es extraño en el Maresme, y sólo se recuerda un caso similar al 1985, cuando buena parte de la cosecha de hortalizas se perdió.

La producción de plantas ornamentales y flores, por la contra, no se ha visto afectada por el frío puesto que se trata de producciones de invernadero, y en estos sólo se ha tenido que incrementar la temperatura ambiental y gastar más en combustible, según que han explicado fuentes del Mercado de la Flor y la Planta Ornamental de Cataluña, ubicado en Vilassar de Mar.

Los floricultors que han temido por las plantas las han introducido a los invernaderos y aquellos que no tenían suficiente espacio las han cubierto con mantas térmicas, una solución que por ahora funciona si no bajan todavía más las temperaturas. El hecho que los servicios de meteorología anunciaran con antelación esta oleada de frío ha permitido a los productores de plantas condicionar los espacios y esto ha limitado las posibles pérdidas.

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