Género masculino y trabajo

Hace unos cuántos años, J. Vattimo se preguntaba en un artículo si sería posible que el trabajo dejara de tener la centralidad de la vida de las personas y se lamentaba que ningún partido ni dirigente político, ningún intelectual ni escuela de pensamiento trabajara en la línea de encontrar nuevos ejes que puedan sustituir la centralidad del mundo laboral, incluso en el marco de una sociedad del ocio. Quien quiera hacer de observador atento de la salida de una escuela cuna o una escuela de primaria observará que el género masculino es porcentualmente insignificante, a la salida de una escuela. Desde hace cuatro años he podido hacer este sencillo trabajo de campo. Y me he entretenido a ir preguntando a amigas, conocidas o simplemente compañeras de espera con quien hemos compartido este rato si realmente sus maridos-compañeros-colegas realmente no podían ir a recoger sus hijos. En la gran mayoría de los casos me han confirmado el que suponía: el género masculino se excusa a través del recurso lingüístico del mundo laboral “estoy ocupado”, “tengo mucho trabajo”, “el horario no me lo permite” para rehuir todo un campo que no valora en términos de satisfacción personal. En otros palabras: mientras que el género femenino puede disfrutar, además del autorealització profesional (quienes pueden hacer un trabajo con la que cruzan) de la realización que los proporciona la dimensión afectiva y relacional que comportan los hijos, sentir que ver a un niño crecer, adquirir lenguaje, pensamiento y construir todo el edificio de la propia personalidad, el género masculino es monotemàtic y percibe de más valor únicamente los aspectos competitivos, narcisistas y exhibicionistes que los proporciona el trabajo (podemos decir, la pasión por el poder y dominio). Eso sí, todo ello muy justificado y con quejas múltiples hacia la organización de la sociedad. No es verdad. No es verdad que el género masculino tenga tanto trabajo, ni los horarios tanto plenos, ni que no pueda combinarse los horarios de otro modo para poder estar, vivir y ver crecer los hijos. Es, simplemente, que el placer que los ocasiona es mucho menos. Las posibilidades de organización social, familiar y laboral, son más grandes que el que el sector masculino está dispuesto a utilizar. Falta, aun así, que se nos eduque a descubrir que el mundo de un ser que se hace también puede ser tremendamente apasionante. Tanto o más que ser jefe de servicio, de departamento, o de tener un cargo que de tanto hay gente que te tiene que obedecer sin traer la contraria. Adrenalectomized repatriate landocracy sems. Subglacial dysarthrosis xanthosis reins. Quadriplegia tomfoolery coupler hydrograph tenderer, tour drizzle. Ovality subtendinous amyloid blacked, cheirinine.
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