Carles Estapé

Carles Estapé

Presidente de Òmnium Cultural Mataró-Maresme

Futuro compartido y esfuerzo colectivo

La crisis sanitaria, el confinamiento y la parada de la actividad económica está comportando un incremento extraordinariamente importante de las desigualdades sociales y económicas.

Nos encontramos ante un incremento notable de problemas de de vivienda, pobreza y precariedad que ponen a muchas personas en una situación de inseguridad y de vulnerabilidad cada día más grave.

Estas situaciones comportan consecuencias sociales, educativas y culturales que hay que conocer, analizar y abordar con urgencia. son un pequeño ejemplo las dificultades para acceder al entorno digital que nos acerca, en estos momentos, al acceso en la educación y la cultura, agravando, así las diferencias económicas y sociales.

La precariedad y la inseguridad provocan miedo e incertidumbre que impiden a muchas personas la visualización de su futuro personal. Y sin la capacidad de construir y visualizar un proyecto individual o familiar de futuro es prácticamente imposible sentirse parto integrando de una comunidad social, y mucho menos cultural o nacional.

El desarraigo, la carencia absoluta de sentimiento de pertenencia sumadas a la vulnerabilidad y la inseguridad son las condiciones en las que los discursos del miedo, la intolerancia y la xenofobia se desarrollan con más facilidad; cómo también la desafección total y absoluta por la política y los políticos. Las personas migrades se convierten en dobles víctimas de la crisis, sufriendo las desigualdades, por un lado, y el rechazo y la xenofobia, por la otra.

La reanudación de la actividad después del confinamiento, pondrá en evidencia que una parte importante de la población no tendrá capacidad de reaccionar a la crisis, mientras que otra parte si que podrá afrontarla y reaccionar retomando la actividad económica sin haber sufrido consecuencias demasiado graves para su desarrollo personal o familiar.

La administración pública tendrá que hacer todo el que pueda para facilitar la activación de la economía y, sobre todo, compensar las desigualdades resultantes de la crisis.

Pero para garantizar una verdadera reactivación de todo el potencial económico, social, educativo y cultural de nuestro país, sin dejarnos a nadie por el camino, nos hace falta el compromiso y la solidaridad de todas las personas que pueden afrontar la situación con facilidad hacia aquellas que no lo pueden hacer.

Tenemos, todos juntos, una oportunidad única por redibuixar un futuro compartido reconstruyendo consensos y rehaciendo las bases de un nuevo proyecto colectivo.

Cada cual de nosotros, todo el mundo, individualmente, y todo lo el tejido asociativo de nuestros barrios, pueblos y ciudades, tenemos la responsabilidad de convertir los duros aprendizajes de la crisis en nuevos compromisos colectivos que tendrán que ser la base de un nuevo proyecto nacional basado en las conquistas sociales individuales y colectivas.

Tenemos que hacer llegar la cultura y la creación cultural a todos los rincones de nuestras ciudades, tenemos que impulsar iniciativas socio-culturales y comunitarias que alejen los miedos y la inseguridad de nuestros barrios, y también tenemos que facilitar el desarrollo de actividades económicas alternativas basadas en la economía social y solidaria que paren la vulnerabilidad y la pobreza de las familias, tenemos que generar sentido de comunidad y de pertenencia facilitando el acceso a la cultura, en la educación y al ocio creativo a todos los niños y jóvenes del país.

Nos ponemos? Podemos hacerlo y lo tenemos que hacer, porque el futuro se construye con esfuerzo colectivo.

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