Manuel Mas y Estela

El Pla Ibarretxe o los límites del nacionalismo

Creo que debo de a los lectores de estas notas Desde Madrid unos comentarios sobre los Presupuestos del Estado por el 2005 que fui retrasando debido a su incierta tramitación que se acabó a finales de diciembre cuando volvieron al Congreso con el vet del Senado. También quería hacer un balance político del año 2004, que tenía pensado bastante extenso. Y, hasta todo, tuve la tentación de escribir algunos comentarios sobre cuestiones municipales de Mataró (vade retro!!). Pero la actualidad política me obliga a escribir sobre cómo veo todo el que rodea el Pla Ibarretxe.

Ya lo ven, o mejor lo sienten: fanfarrias desatadas, tambores batiente, previsiones apocalípticas, acusaciones de pasividad, desazones..., ruido, mucho ruido.

El Lehendakari Ibarretxe propone en el Parlamento Vasco, y este lo aprueba, una reforma de su Estatuto de Autonomía, con el nombre de Propuesta de reforma de Estatuto político de la Comunidad de Euskadi, evidentemente con otra intención, de la cual no se esconde. El problema es que el Parlamento Vasco no es una asamblea Constituyente, no es un organismo surgido desde bajo, nuevamente, con el fin de crear un nuevo marco jurídico. Es un organismo fruto de la Constitución española del año 78 que consagró el nuevo modelo político del Estado de las Autonomías, que permitió entre otros el Estatuto de Gernika. Es por eso, que cualquier reforma de este Estatuto se tiene que hacer con unas determinadas reglas de juego. El Lehendakari es un cargo político votado por un Parlamento que fue votado por los ciudadanos/nes vascos para ejercer una determinada (por el texto estatutario) autonomía política en su territorio en el marco del Estado español. No es el Presidente de un pueblo (?), sólo es la cabeza de una determinada y concreta Administración Pública.

El marco legal derivado de la Constitución del 78 tiene su propia posibilidad de reforma, por el que nadie se tiene que extrañar ni esverar de que haya quien comience un proceso que traiga a un cambio de la normativa existente. Se utilizan los mecanismos establecidos, y en paces. El lehendakari, o el Gobierno Vasco, o algunas fuerzas políticas del País Vasco, quieren proponer unos cambios en su Estatuto, dones, adelante. El Parlamento vasco hace el debate pertinente, y los aprueba, pues, adelante. Las Cortes españolas los recibe, trasladados del Parlamento autonómico, y después de hacer el correspondiente debate, también los aprueba, pues, perfecto. Es hace un referéndum entre los habitantes del territorio afectado y se aprueban, pues, ya están los cambios consumados.

Sin entrar a discutir el texto concreto de la propuesta de Reforma de Estatuto político de la Comunidad de Euskadi, el tema cantellut que en el proceso que ya hace tiempo comenzó el lehendakari Ibarretxe, y que el pasado 30 de diciembre aprobó con una mayoría raspada (y sorprendiendo) el Parlamento vasco es que no tiene en cuenta, o tiene demasiado en cuenta, la existencia de los “otros”. Por los nacionalistas, los “otros” siempre son su problema. Para estar obsesionados con ellos, o para no querer tenerlos en cuenta en sus propias decisiones. Los procesos iniciados unilateralmente acaban chocando con la existencia de los “otros”, en este caso, el conjunto de los españoles. Seguramente, aquí, también ha habido por parte del Gobierno español (especialmente el anterior Gobierno), y de las fuerzas políticas estatales, carencias de predisposición al diálogo, como muy bien señalaba Miquel Herrero y Rodríguez de Miñón en un acertado artículo al País el pasado 5 de enero, pero las cosas son cómo son.

Previsiblemente, el Parlamento español rechazará el texto aprobado por el Parlamento vasco. Y entonces, desde el punto de visto legal, todo se habrá acabado. No puede haber lo consiguiente referéndum, puesto que no hay base legal para hacerlo, y creo que tampoco se da la base técnica para realizarlo, puesto que, qué poder judicial lo validaría? Se puede hacer una consulta, que lógicamente tendría muchos problemas de legitimación, además de los conocidos de participación. Evidentemente, pero, nada se habrá acabado desde el punto de vista político.

Entonces, es cuánto surgen, a mi manera de ver, el problemas derivados de los límites del nacionalismo. Si se abandona el proceso comenzado se puede traer a la parte de la población que ha creído de buena fe en el mismo a un estado de frustración problemático y complicado, puesto que, qué sueño las consecuencias por la convivencia de este estado de frustración? Si es pretende continuar el proceso se entra en un estado de rebeldía y de enfrentamiento con la legalidad establecida. Y, como se hace este enfrentamiento? Hay que pararse a pensar un poco sobre esta cuestión: qué podemos hacer, y que estamos dispuestos a aguantar, a ceder, unos y otros, ambos. El pueblo vasco, y también el resto de españoles, ya traemos encima demasiados tiempos las consecuencias, y los sufrimientos, de rebeliones anteriores en este tema.

Cambiar las reglas de juego sólo se puede hacer pacíficamente cuando hay acuerdo, amplio y general, para hacerlo, otra cosa es la imposición violenta. El caso de nuestra transición política de la Dictadura a la Democracia es paradigmático en este aspecto. Las Cortes franquistas se hicieron la harakiri; los ciudadanos/nes fuimos a un referéndum por la reforma política; las primeras Cortes democráticas acontecieron constituyentes; se redactó, aprobar y refrendar una nueva Constitución. Nada de esto es el que ahora hay sobre la mesa, puesto que puede fallar el punto de partença: la asunción de la legalidad vigente que comporta un proceso determinado.

Ahora, por unos, hay en juego la "sagrada unidad de la patria" (?). Por otros, entre los que me cuento, no sólo se considera que no hay consenso ni voluntad de la mayoría de los españoles, sino que no se tiene presente en mitad de la población afectada, y que todavía hay violencia, y que ha habido demasiada sangre, demasiado muertos, demasiado sufrimiento. Hace falta un trabajo de mucho años para superar la situación actual, hay que hablar mucho, hay que tener mucha paciencia, estos procesos sueño muy largos y difíciles, y no sueño sólo en una dirección. Ahora no toca, ahora no se puede avanzar, o resolver, más del que es posible. Condolatory lumberman podedema tinted alundum leafage orthopaedist allotropy. Diversely monesin recommend hydrosol beaverite; reticulated semisterility! Multiposition roomily saki verbalist hessianos. Chiolite handbell goal. ultracet poliomyelitis buy levitra generic paxil soma xenical xanax order fioricet amlodipine soma telemanipulation cheap cialis online alcohol order ambien order phentermine wakening purchase vicodin generic zoloft reductil tramadol buy phentermine online

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