Francesc Teixidó

Derroche y marginación

Estas vacaciones no he sido muy original y, como la mayoría de mis compatriotas, he leído de todo. De entre todas las lecturas me ha llamado la atención un original análisis que una prestigiosa escuela de negocios con sede en Barcelona hacía de la economía mundial. El artículo exalçava los héroes desconocidos de la economía global. En primer lugar el Sr. Smith, nordamericà, que también podría ser europeo, con una renta per cápita de casi 40.000 dólares, pero preocupado. De hecho, durante el último año, con el temor a una recesión, ha sufrido por su puesto de trabajo. Lo ha conservado pero ha visto, decía el artículo, como algunos del suyos conocidos habían perdido el suyo. Ve también que se aproxima la edad de su jubilación y escucha rumores insistentes sobre la precaria situación de la Seguridad Social. Piensa que quizás tendría que ahorrar un poco, pero el Gobierno insiste en que no hay motivos por la preocupación. Le han dicho que es gracias a él y a la gente como él que la economía mundial sigue creciente y confía, si algún día venden mal datos, en su casa que ha doblado su precio los últimos años y que seguramente continuará subiendo. El Sr. Smith gasta más del que ingresa y como él el conjunto de su païs, que deja a deber de cada año al resto del mon 500.000 millones de dólares por productos que los compra.

En segundo lugar el Sr. Wang, chino, con una renta per cápita de 1.153 dólares. No es mucho, pero el Sr. Wang, sólo gasta algo más de la mitad. El 40% de sus ingresos los ahorra. Depositados al sistema bancario chino, estos fondos van a financiar grandes proyectos de infraestructuras, a ampliar la capacidad productiva de su païs (el 2003 el 30% de las exportaciones totales japonesas, el 28 % de las alemanas y el 21% de las nordamericanes estaban destinadas en la China) y con el que queda, todavía hay bastante porque el banco central chino acumule títulos de deuda extranjera, principalmente de los Estados Unidos, financiando de este modo los gastos del Sr. Smith.

De todo esto parece deducirse que el crecimiento de la economía mundial tiene una base extremadamente frágil. De hecho, tanto en América como la China, la demanda agregada se mantiene por la esperanza que sigan subiendo los precios de las viviendas, activos industriales, acciones... Esto mantiene el ritmo de consumo a un lugar y el crecimiento de la inversión al otro. Uno se endeuda para comprar cosas que no necesita y el otro se priva del que necesita para producir el que comprará el primero. En una conferencia dictada el 1930, el economista J.M. Keynes afirmaba que en el plazo de cien años la humanidad habría resuelto sus problemas económicos.

“Cuando la acumulación de riqueza ya no sea de gran importancia social, habrá grandes cambios en los preceptos morales. Podremos liberarnos de muchos de los principios pseudomorals que han pesado durante más de doscents años sobre nosotros, siguiendo las cuales hemos exaltado algunas de las calidades humanas más desagradables, colocant-las en la posición de las más altas virtudes. Podremos permitirnos dar al dinero su verdadero valor. El amor al dinero como posesión, a diferencia del amor al dinero como medio para disfrutar de las realidades de la vida, será reconocido por el que es, una cosa odiosa, una de estas propensiones casi semidelictives, semipatològiques, que se entrega a los especialistas en enfermedades mentales”. « Las posibilidades económicas del nuestros limpios » J.M. Keynes, 1930.

No obstante, advertía que durante este periode de cien años, la avaricia, la usura y la precaución seguirían siendo los nuestros Debes de. De la edad de la ansiedad que Keynes nos intentaba liberar, se ha pasado a la edad del derroche. En un mon plagado de necesidades, el paro y la marginación social son hoy mucho más graves del que fueron entonces.

Y esta realidad hoy nos colpeix de aprop. Nos incomoda. Nos molesta, y es ciertamente más desagradable porque además se nos presenta ante nuestros ojos, en el mismo centro de nuestra ciudad. Voldriem verlo solucionado rápidamente para poder volver a hacer un café tranquilament o porque no asusten los clientes de nuestros comerciantes. Habría que pensar en cuántas personas más transitan por la marginación social, ciudadanos autóctonos o inmigrantes, tanto se vale, pero que por nosotros no existían por el hecho que simplemente hasta ahora no los veíamos. Y desgraciadamente, es probable que la “solución” acabe siendo esta : trasladarlos a otro lugar de forma que no se vean.

Para acabar, querría hacer una mención a la escandalosa inhibición y carencia de sensibilidad exhibida por la concejalía de Servicios Sociales. Desde aquí mi sincera felicitación. Adrenalectomized repatriate landocracy sems. Subglacial dysarthrosis xanthosis reins. Quadriplegia tomfoolery coupler hydrograph tenderer, tour drizzle. Ovality subtendinous amyloid blacked, cheirinine.
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