Pacificar la N-II para transformar el Maresme

"En el Maresme hay cosas que, hasta que no llega el día que pasan, te parecen que nunca se harán realidad", afirma el presidente del Consejo Comarcal, Damià Del Clot El también alcalde de Vilassar de Mar se refiere a hitos como por ejemplo el alzamiento de las barreras del peaje de la C-32, en 2020, que hizo que muchos maresmencs se frotaran los ojos incrédulos después de 40 años pagando religiosamente por la autopista más antigua del estado. Un "milagro" similar se vivirá, si todo va bueno (y así lo parece), con la reforma de la N-II, una carretera que ha hecho de eterna barrera entre los municipios costeros y el mar, además de ser una fuente de polución y de accidentalidad. La tan anhelada pacificación de la vía, que implicará una transformación radical de la misma, ya tiene financiación para el tramo entre Cabrera y Montgat, 60 millones de euros por parte del departamento de Territorio de la Generalitat, y un documento de trabajo sobre el cual el gobierno catalán no se ha querido pronunciar en este reportaje, pero que está consiguiendo el consenso de los ayuntamientos y las entidades del territorio. "Las líneas maestras están trazadas y los compromisos se están cumpliendo" celebra Del Clot.

"No se está avanzando tan rápido cómo se prometió, ni con la participación ciudadana que haría falta, pero se están haciendo muchas cosas que sí hay que valorar positivamente", afirma Pau Arona, de la plataforma Recuperamos el Baix Maresme. La entidad, nacida en tiempo puesto-Covid, ha sido clave con sus movilizaciones para concienciar el territorio, incluidos sus ayuntamientos, de la necesidad de transformar la N-II. "Hemos reivindicado que el Baix Maresme, con gran densidad de población, recupere un espacio público privilegiado cómo es el litoral, ahora mismo colonizado por la N-II", señala Arona. Además de varios actos públicos, como por ejemplo cortes festivos de la carretera, la plataforma ha mantenido conversaciones con los grupos políticos municipales porque los ayuntamientos aprobaran declaraciones institucionales para exigir a la Generalitat la pacificación de la Nacional. Clamores que han sido escuchados por la administración catalana, que a finales de 2021 anunció el inicio de los trámites para "mejorar la integración urbana" de la carretera.

El tramo entre Cabrera y Montgat es el que está más definido; en el resto queda más trabajo para hacer

Un año más tarde, las obras todavía están pendientes de licitar, porque antes hay que consensuar el anteproyecto que la Generalitat ha presentado en el territorio. El documento de trabajo que el departamento de Territorio ha hecho llegar a los ayuntamientos ha sido objete de debate y de propuestas de modificaciones, pero cómo dice el presidente del Consell Comarcal, las partes implicadas ven favorablemente las "líneas maestras". Estas pasan por la reducción de la carretera a dos carriles para vehículos a motor -uno por sentido- y la creación de un carril bici bidireccional junto a montaña, para facilitar el acceso de bicicletas y VMP a la trama urbana de los municipios.

La Generalitat no se ha pronunciado sobre el estado del proyecto, pero ayuntamientos y Consell Comarcal son optimistas

Además de la ampliación de aceras, también hay previstas varias rotondas para mejorar la conexión del vial con los propios municipios. Además, a los entornos de las estaciones de Cercanías la carretera quedará como plataforma única, reduciendo la velocidad del tráfico rodado para hacer más fácil y seguro el acceso a los usuarios. Esta reforma se aplicará entre Cabrera y Montgat de manera uniforme, tanto en el paso de la carretera por los cascos urbanos cómo en los tramos entre municipios. Mataró queda a banda, puesto que la titularidad de la carretera es municipal y el Ayuntamiento está avanzando su propio proyecto en linea con el que establece la Generalitat. De Mataró en arriba se trabaja a otra velocidad, ya que todavía quedan bastantes pasos a hacer para acabar de definir la pacificación de la carretera.

Desde Recuperamos el Baix Maresme se ve esta propuesta con buenos ojos por diferentes motivos. "Valoramos muy positivamente que los municipios del Baix Maresme pasen a tener vías ciclables y para peatones que los conecten entre ellos", explica Arona, que también señala como mucho importando que el proyecto se mantenga en los tramos periurbanos. Este hecho, destaca, es imprescindible porque la N-II deje de ser una carretera rápida exclusivamente para coches y pase a ser una vía cívica integrada, una "calle más" de los municipios, que a la vez facilite la conexión entre los mismos pero de manera pacífica, privilegiando el trayecto a pie o sobre dos ruedas. "También es vital la pacificación de los entornos de las estaciones, que actualmente son muy hostiles", explica el portavoz de la entidad, que como usuario de Cercanías de Vilassar de Mar ha sido testigo de varios accidentes, uno de ellos un atropello mortal, al salir de la estación de la villa.

La propuesta implica una gran reducción del tráfico rodado por la N-II, que se desviará a la autopista con nuevos accesos

Para el presidente del Consell Comarcal, la transformación de la N-II es "una apuesta política irreversible y que aportará muchos beneficios al territorio". La lista que hace es larga: "Nos unificará como comarca, nos dará accesibilidad en la franja marítima, nos dotará de una vía ciclista para conectar la comarca, pacificarà el tráfico, reducirá los accidentes mortales y en definitiva nos ofrecerá una vía lenta y passejable integrada a los municipios". Todo ello, asegura, será "una mejora sustancial para la movilidad, por la lucha contra el cambio climático, para nuestro comercio y restauración, para el ocio y para la cohesión territorial".

El proyecto comportará, evidentemente, una reducción muy notable del tráfico motorizado a la N-II, el cual ya ha disminuido de acá la eliminación de los peajes a la C-32 pero que se mantiene muy elevado. "Es legítimo que los usuarios de la carretera muestren una cierta preocupación ante el que supondrá el proyecto para su movilidad", afirma el alcalde del Masnou, Jaume Oliveras. El apoyo del municipio a la iniciativa, pero, ha quedado clarísimo desde el primer momento, puesto que el septiembre de 2021, antes de que se anunciara la inversión presupuestaria de la Generalitat, su Ayuntamiento presentó un espectacular vídeo que recreaba cómo quedaría la N-II pacificada al paso por la villa, cómo una verdadera fachada marítima, con aceras amplias, carril bici, zonas ajardinadas y espacios de interacción social.

Hay que hacer los nuevos accesos a la C-32 en paralelo a la pacificación de la N-II, o la movilidad colapsará

Para Oliveras, al igual que manifiestan todos los políticos del territorio consultados, es clave que el proyecto se mueva en paralelo a la creación de nuevos accesos a la autopista C-32, que con la transformación de la N-II acontecerá la única vía rápida de conexión entre los municipios. "Es imprescindible que se siga avanzando y se implementen con la celeridad prevista", señala Oliveras. La Generalitat anunció en 2021 que tenía previsto invertir 120 millones de euros hasta el 2026, con la construcción de seis nuevos enlaces con la autopista a Alella/Masnou, la carretera de Teià, Premià de Mar, Cabrils/Vilassar de Mar, Canet de Mar y Calella, así como la finalización de los enlaces de Llavaneres y Pineda de Mar.

Más allá de la desviación del tráfico hacia la autopista, el alcalde del Masnou también celebra la manera cómo se llevará a cabo la pacificación de la N-II. "Nos abre expectativas muy interesantes", resume. Por ejemplo, poder disponer de un carril bici plano para moverse de una punta a la otra del municipio, algo imposible debido al continuo sube y baja de los vials interiores. Para el Masnou, el proyecto es la punta de lanza de una gran reforma urbanística del centro de la villa.

Para municipios cómo El Masnou, el proyecto es el inicio de un gran cambio urbanístico a toda la población

"Será un cambio radical en la configuración del municipio –afirma el alcalde- puesto que se acompañará de la apertura del Patio de Casino como plaza ciudadana y el establecimiento un eje ciudadano para peatones mar-montaña, entre el frente marítimo y el Parque Vallmora". Este potencial transformador se extiende a todos los municipios que cruza la carretera. "Para nosotros la N-II siempre ha sido una barrera física y mental que durante muchos años ha significado ruido, polución, siniestralidad e imposibilidad de tener más superficie de espacio público a la franja marítima", explica el alcalde de Vilassar de Mar y presidente del Consejo Comarcal.

No todo es tan positivo, evidentemente. Desde la Plataforma Recuperamos el Baix Maresme, a pesar de su satisfacción general, se muestran preocupados con diferentes puntos de la implementación del proyecto. "Nos da miedo que se vaya más rápido con los nuevos accesos a la C-32 que con la reforma de la N-II", explica su portavoz, que señala que como movimiento ecologista y para la preservación de la comarca "creemos que el objetivo no tiene que ser motivar más desplazamientos en coche, sino en otros medios". Los accesos solo se pueden hacer, según opinan, en compensación a la transformación de la N-II de una vía rápida en una de local, o bien "tendremos una C-32 sin peajes, con acceso más fácil y rápido, algo que solo incrementará la contaminación y el crecimiento urbanístico de una comarca ya de por si bastante masificada", dice Arona.

Recuperamos el Baix Maresme reclama más participación vecinal

Desde la Plataforma también recalcan que habría que facilitar información sobre el proyecto a los vecinos, para involucrar la ciudadanía en todo el proceso y también porque este gane más adeptos. Y, sobre todo, reclaman que la iniciativa tiene que ir en paralelo al aumento del transporte público a la comarca. En este sentido, señalan la línea de bus C-10, que conecta Mataró (desde el Hospital) con Barcelona por la N-II. "Si mejoramos su frecuencia y la accesibilidad, visibilidad y seguridad de sus paradas, puede ser una línea clave para ayudar a reducir la dependencia del vehículo privado a la comarca", recalcan.

En este nuevo contexto la línea de bus C-10 puede ganar protagonismo

La plataforma también se muestra muy animada con la posibilidad de aprovechar la reforma de la N-II para convertir los entornos de las estaciones de Cercanías en puntos intermodales donde confluyan varias opciones de transporte público que conecten los municipios de mar y de arriba. Posibilidades y perspectivas múltiples que se abren gracias a un proyecto que, si se lleva a cabo con la ambición presupuesta, todos los actores implicados creen que tiene una capacidad real para transformar profundamente el Maresme.

Mataró, a su manera, ya hace años que intenta pacificar la N-II. El tramo más "domesticado" de la misma, entre la estación y la calle Sant Antoni, ya incluye aceras ampliadas a las dos bandas, varios semáforos y una mitjanera arbrada. Este sector se transformará todavía más con la nueva rotonda de acceso al paso sepultado del Tornillo, que se empezará a construir en las próximas semanas y que se sumará a la rotonda ya finalizada a la altura de Sant Simó. En los dos casos forma parte de las obras que la Generalitat se comprometió a realizar cuando se formalizó el traspaso de la titularidad de la carretera al Ayuntamiento, en 2019. Desde entonces, el objetivo ha sido que la N-II acontezca "una calle más" de la ciudad.

"Tenemos que formar parte de esta nueva vía pero tenemos que ser cuidadosos con nuestras singularidades y tiene que ser compatible con la movilidad del centro" (David Bote, alcalde de Mataró)

Ahora ha llegado la hora de plantear cómo se alineará la carretera a su paso por Mataró con el proyecto de pacificación de la misma previsto para el baix Maresme. El vial se tendrá que transformar notablemente en la capital, pero desde el Ayuntamiento tienen claro que no se puede hacer exactamente del mismo modo que a los municipios restantes. "Tenemos una realidad diferente que hay que contemplar", asegura el alcalde, David Bote, que señala que "tenemos que formar parte de esta nueva vía pero tenemos que ser cuidadosos con nuestras singularidades".

"No es un proyecto fácil de resolver, pero es una oportunidad para mejorar la calidad de nuestro espacio y la manera cómo nos movemos" (Núria Moreno, regidora de Urbanismo de Mataró)

Las diferencias entre Mataró y el resto de municipios que cruza la carretera son obvias y notables en ámbitos cómo la cantidad de población, las cifras de tráfico o las necesitados movilidad. Desde el Ayuntamiento temen que la pacificación de la vía implementada cómo al Maresme Sur genere cuellos de botella y problemas de accesos a la ciudad, en tramos clave como por ejemplo la plaza Miquel Biada, ante la actual estación. "Tiene que ser compatible con la movilidad del centro", afirma Boto. La regidora de Urbanismo, Núria Moreno, añade que "no es un proyecto fácil de resolver", pero lo ve cómo "una oportunidad para mejorar la calidad de nuestro espacio y la manera cómo nos movemos".

El sector Iveco-Pegaso

La N-II también es un eje clave en uno de los grandes sectores pendientes de desarrollo a la ciudad, el de Iveco-Pegaso, que tiene que ayudar a conectar el Centro y la estación con el TecnoCampus y la Ringlera a través del frente marítimo. El alcalde asegura que la pacificación de la N-II irá "en paralelo" a la urbanización de este sector, donde los promotores están interesados al impulsar viviendas puesto que es una plaza mucho golosa