Teletrabajo: El 17 % de los trabajadores hace trabajo a distancia

El teletrabajo se duplica a Cataluña después de dos años de pandemia, que ha impulsado el trabajo desde casa a niveles nunca ver hasta ahora. El índice de teletrabajo logró su máximo coincidiendo con el confinamiento domiciliario, el segundo trimestre del 2020, con un 21,2 % de ocupados. La cifra bajó ligeramente durante el año, que se cerró con un 17,7 % de media, cifra que se ha consolidado a lo largo del 2021, con ligeras subidas y bajadas. Así pues, de media el año pasado un 17 % de personas hicieron trabajo a distancia ocasionalmente o más de la mitad de los días de la semana, con un 15,4 % el último trimestre, según datos de la Encuesta de Población Activa (EPA).

Esta cifra es más de dos veces superior a la del 2019, cuando un 8,6 % de la población ocupada trabajaba a distancia; y multiplica por tres la del 2017, cuando a Cataluña había 167.000 teletreballadors (5,1 %).

El confinamiento: teletrabajo general

El confinamiento domiciliario llevó además de medio millón de catalanes a trabajar desde sus domicilios, muchas veces de manera accidentada, sin la infraestructura física o digital necesaria. En total, 684.500 catalanes hicieron desde casa suya entre abril y el junio del 2020, según los registros del INE. La cifra todavía podría ser más alta porque 82.300 personas no dieron una respuesta determinada de donde hacían trabajo, una cifra muy superior a las 32.100 lo hicieron a finales del 2021.

En aquel momento, no había tampoco un marco legal que detallara qué tenían que ser las reglas del teletrabajo, pero sí que, según el Estatuto de los Trabajadores, en el caso de los asalariados quién tiene que aportar los materiales para trabajar es el empleado. La normativa del trabajo a distancia se acabó aprobando el septiembre del 2020, cuando el porcentaje ya se había reducido al 17,9 %.

El efecto de las oleadas

Las sucesivas oleadas de la pandemia se han trasladado a las cifras de teletreballadors, que se incrementaron durante la segunda oleada, durante la cual se tomaron medidas restrictivas cómo el confinamiento por territorios, el toque de queda o el cierre de actividades no esenciales. Así pues, el cuarto trimestre del 2020 se cerró con un 19,3 %, una cifra que todavía subiría más en el primer trimestre del año pasado, cuando se llegó al porcentaje más alto, 20,5 %, coincidiendo con los estragos de la tercera oleada.

Desde entonces, el número de trabajadores que hacían trabajo a distancia bajó durante el verano hasta el 14,7 %, notándose muy poco el impacto de la quinta oleada, que provocó el cierre del ocio nocturno y otras restricciones, y volvió a repuntar al 15,4 % entre octubre y diciembre, coincidiendo con la escalada de la sexta oleada, provocada por la llegada a Cataluña de la variante òmicron.

Los índices de teletrabajo muestran una implantación "asimétrica" y reflejan una forma de organizarse que "más que teletreballar es trabajar en casa", puesto que el trabajo a distancia requiere de unas características específicas que no siempre se dan, indica el profesor de la UOC y experto del Colegio de Economistas Josep Lladós.

Ahora mismo, una parte importante de teletrabajo se explica por la prevención de contagios y por el impulso institucional. En la misma línea, el catedrático de Derecho del Trabajo de la UB, Jordi Garcia, explica que el trabajo a distancia a Cataluña todavía "tiene una nota mucho pandemia" y la mayoría de trabajadores se acogen a la normativa del teletrabajo covid.

Diferencias entre territorios

A Cataluña el teletrabajo se ha consolidado más que otras zonas del Estado. Así, la media estatal llegó a niveles máximos similares a los catalanes con un 19,1 % de teletreballadors durante el confinamiento domiciliario, pero bajó progresivamente hasta el 13,6 % del último trimestre del 2021, dos puntos por debajo del dato catalán.

La media de teletrabajo de todo el año se sitúa en un 14,4 %, tres puntos por debajo del dato catalán. Este hecho es relevante, puesto que el punto de partida a la Sido era más elevado que el catalán, con un 7,3 % de personas que hacían trabajo a distancia el 2017, frente al 5,1 % de la media catalana.

La diferencia entre territorios rae en las características del mercado de trabajo catalán, que lo hace más propenos a tener ocupaciones donde es más fácil teletreballar. "Hace más teletrabajo la gente de más edad, de más estudios, con salarios más elevados y que vive en ciudades", indica el economista Josep Lladós, que añade que es más habitual poder trabajar a distancia en los trabajos científico-técnicos.

Todo y el incremento exponencial durante la pandemia, las cifras de teletrabajo todavía se sitúan por debajo de países cómo Austria, Holanda o Finlandia. El profesor de Economía a la UOC y miembro del Colegio de Economistas pronostica que un golpe "se aprenda a hacer teletrabajo" y no se perciba que es el mismo que "trabajar desde casa" sino cómo una "optimización" del trabajo, estas cifras subirán.

Se empieza a advertir, según Lladós, un "cambio de cultura" por el interés de los trabajadores, pero está para ver con qué intensidad se plasmará esta nueva forma de trabajar. En cuanto al futuro, pronostica que es probable que el teletrabajo se mantenga "pero no a los niveles de ahora". "Tan emprendidas cómo trabajadores se han dado cuenta que este mecanismo que no aplicábamos o lo teníamos en mala consideración funciona. Hemos aprendido a ser eficientes, tanto emprendidas cómo trabajadores", dice el catedrático de la UB en derecho laboral.