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Qué pasará con la inflación este 2023?

La energía y los alimentos han acontecido la leña que alimenta la actual crisis de precios

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Este 2023 hay 4 frentes que marcarán la inflación del año: el efecto de las subidas de tipos de interés, los precios al mercado energético y de los alimentos, la reacción de la demanda y el que pase con los salarios y la tasa subyacente.

Después de que la inflación se disparara hasta niveles nunca ver en la zona del euro, el Banco Central Europeo (BCE), el papel del cual pasa para garantizar la estabilidad de precios manteniendo la inflación en un 2 %, se tuvo que posar las pilas pisando el acelerador de los tipos de interés: solo el 2022 aprobó 4 subidas históricas, que han dejado el precio del dinero al nivel más alto desde el 2008. El objetivo de encarecer el precio del dinero era abocar un jarrón de agua fría sobre la demanda y que, por el hecho de haber menos consumo, esto acabara corrigiendo la tasa de inflación.

De todos modos, la energía y los alimentos han acontecido la leña que alimenta la actual crisis de precios. Todo va empezar con el precio de la luz. El junio del 2021, cuando el Índice de Precios de Consumo (IPC) estaba al 2,7 % y todavía no ocupaba los titulares, la factura de la luz logró un máximo histórico empujada por el encarecimiento del gas. Pero después de la luz, fue la gasolina la que empezó a inflamar precios. El problema es que ahora que la energía mujer tregua son los alimentos los que recogen el relevo de las subidas de precio. En octubre y en noviembre, mientras la tasa general se moderaba, el precio de los alimentos logró subidas históricas, superando el 15 %. El 2023, pero, se espera que los alimentos también dejen de presionar precios.

Parece que el precio de la energía se modera, el de los alimentos también y que pronto las subidas de tipos del BCE empezarán a dar frutos, pero no todo son buenas noticias. Resulta que a pesar del agujero que la inflación está abriendo al bolsillo de los hogares, y que el dinero están más caro por las subidas de tipos, el consumo no se ha frenado. Y si el consumo no se frena, la cuerda de precios continúa tensant-se.

Finalmente, en los últimos meses la gran sorpresa lo está dando la inflación subyacente, y no es precisamente una buena noticia. Que la inflación subyacente aumente quiere decir que toda esta tormenta de costes energéticos y de materiales que sufrían las empresas se ha sido trasladando a precios finales de los productos que fabricaban. El riesgo es que la inflación subyacente se incruste en la economía y lo arrastre a efectos de segunda ronda: básicamente empujar salarios y que estos, a la vez, presionen más los precios, llegando a una peligrosa espiral inflacionària.

Fuente: businessinsider.es.

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