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La economía catalana crece un 5,5 % en 2022

La economía catalana se recupera después de la sacudida de la pandemia, a pesar de que los niveles de actividad todavía siguen ligeramente por debajo de los de 2019

El PIB catalán creció un 5,5 % en 2022, según la estimación avanzada publicada este viernes por el Instituto Nacional de Estadística de Cataluña (Idescat). Así, por segundo año consecutivo, la economía catalana se recupera después de la sacudida de la pandemia, a pesar de que los niveles de actividad todavía son ligeramente por debajo de los de 2019. El último trimestre el crecimiento fue del 3,3 % anual y del 0,3 % intertrimestral. El dato anual catalana, con el 5,5 %, es un 1,9 por encima de la primera estimación del PIB de la Unión Europea (3,6 %), e igual que la de la economía española. En cuanto al cuarto trimestre, el ritmo de crecimiento del PIB catalán es superior al de España (2,7 %) y la UE (1,8 %).

La variación intertrimestral del avance del PIB catalán el cuarto trimestre, del 0,3 %, es una décima superior a la española (0,2 %) y se sitúa tres décimas por encima de la de la UE, que fue del 0 %. A pesar de que en términos de volumen el PIB del 2022 es todavía un 1,5 % por debajo del de 2019, los datos del cuarto trimestre ya tienen el mismo nivel del mismo periodo previo a la pandemia.

En un contexto internacional marcado por la evolución de los mercados energéticos y el aumento de los tipos de interés, el crecimiento catalán se ha notado especialmente al sector servicios (8 %) y en menor medida a la construcción (4,7 %). En cambio, la industria ha caído un 2,5 % y la agricultura ha disminuido un 13,7 %.

La reducción de la actividad industrial del 2,5 % se atribuye, sobre todo, a la evolución negativa de la fabricación de vehículos de motor y el mantenimiento de una producción estable en las principales ramas industriales (alimentación y química). En cambio, mantienen dinamismo la industria farmacéutica y la fabricación de maquinaria. Por su parte, el limitado pes y crecimiento de las actividades energéticas (refinación de petróleo y energía eléctrica) han impedido compensar el empeoramiento registrado en otras ramas cómo la metalurgia y la confección.

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