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capgros.com/acn

Los comercios ven "imposible" tener cierres automáticos dentro del plazo impuesto

La normativa de ahorro energético no se puede aplicar antes del 30 de septiembre porque los fabricantes de puertas están "colapsados", y los tenderos piden una moratoria para hacer la inversión, que va de los 3.000 a los 60.000 euros

Los fabricantes ven "imposible" instalar puertas automáticas en todos los comercios antes del 30 de septiembre, tal como fija el decreto de ahorro energético para hacer frente a la inflación récord que el gobierno español aprobó en agosto. Algunas empresas del sector registran un 30 % más de pedidos y un 100 % más de presupuestos del habitual y se ven totalmente "colapsadas" mientras que otros solo han notado incrementos de solicitudes de información. La obligatoriedad de la medida ha coincidido con un momento con precios disparados, falta de instaladores y con poco tiempo para planificar una estrategia de marketing diferente de las puertas abiertas. Por todo ello, los comercios reclaman una moratoria y poder hacer esta "inversión importante" más adelante.

El decreto ley obliga los locales a instalar un sistema de cierre de puertas para impedir que se queden abiertas de forma permanente y se malgaste energía. La norma también fija una temperatura mínima y máxima en espacios climatitzats y el apagón de las luces de los escaparates a las diez del anochecer, medidas que entraron en vigor a mediados de agosto.

En cambio, el ejecutivo español estableció el 30 de septiembre como plazo máximo para instalar los nuevos mecanismos de cierre de puertas, teniendo en cuenta la dificultad de instalarlas de un día por el otro y en pleno periodo de vacaciones. Ahora, cuando queda menos de una semana porque la medida entre en vigor, los fabricantes y comerciantes consideran que no hay tiempo suficiente para hacer frente a una demanda que ha colapsado el sector.

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Instaladores de puertas automáticas

Fabricantes colapsados

Además de los ritmos de fabricación, una de las dificultades que impiden cumplir los plazos es la falta de profesionales para instalar las puertas. "Siendo realistas, es imposible. Hacen falta profesionales en la calle. Todos los comerciales tienen su día a día, los montadores tienen su trabajo más la que viene ahora y las fábricas también", ha explicado Dídac Contreras, presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Puertas Automáticas.

Contreras también es consejero delegado del fabricante Collbaix, que tiene dos plantas a la demarcación de Barcelona y otra a Gran Canaria con una octogésima de empleados. La empresa ha notado un incremento de pedidos del 38 % y de presupuestos del 187 % desde final de agosto. Uno de los grandes problemas con que se encuentran es que para poder hacer presupuestos un técnico se tiene que desplazar para tomar medidas de la puerta y por eso han elaborado un configurador para dar un precio real al cliente. Teniendo en cuenta el ritmo de peticiones, calculan que a finales de mes se habrán triplicado las solicitudes de presupuestos. "La mayoría de los fabricantes estamos colapsados", ha afirmado el directivo.

Las fábricas están "totalmente centradas" en los pedidos para cumplir con el decreto ley pero a la vez "no pueden olvidar el día a día" de su trabajo y por eso están buscando personal para poder asumir este "sobreesforç".

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Los fabricantes aseguran que están colapsados por la demanda

Plazos inalcanzables

Del mismo modo, Manusa, uno de los fabricantes más grandes del sector, considera que "los plazos marcados por la administración no son alcanzables". "El proceso de una puerta automática tiene toda la parte de asesoramiento y después un plazo de fabricación e instalación que tiene entre las 4 y las 6 semanas", apunta José F. Medina, el consejero delegado de la empresa.

Manusa, que además de fabricar el mecanismo, también tiene línea de comercialización de fabricación e instalación, ha notado un incremento del 30 % de pedidos desde final de agosto, con incrementos "bastante dinámicos" cada semana. La empresa no ha tenido problemas para suministrar material e instalar puertas debido a la gran inversión en stocks que han hecho a lo largo del año.

Poco tiempo para planificar estrategias

A su vez, otro de los fabricantes de puertas automáticas y tancaportes más presentes al mercado, Geze Iberia, ha notado un incremento del 20 % de presupuestos por parte de marcas que dudaban si sus escaparates cumplían con la normativa, pero todavía no se ha trasladado a un incremento de pedidos. Su director de operaciones, Sebastián Bonillo, señala que un cambio de escaparate es una decisión trascendental por las grandes marcas, que pueden tardar entre dos y tres meses a pactar una estrategia y cerrar el pedido.

Así pues, Bonillo ha apuntado que el margen que se ha dado, de cerca de dos meses y coincidiendo con el periodo de vacaciones, no ha sido suficiente, tampoco porque los equipos decidan cómo reformularán sus tiendas, no solo estéticamente sino qué vías de evacuación tendrán, antes de invertir los 50.000 o 60.000 euros que puede costar una reforma de los escaparates de este tipo. "Todo esto puerta mucha trabajo y se tendría que haber dado medio año como mínimo para hacerlo", ha asegurado Bonillo.

Los comercios se han encontrado que la obligatoriedad de la medida ha llegado en un momento con precios disparados de los sistemas electrónicos (+200 %), el vidrio (+60 %) y el aluminio (20 %), con falta de instaladores y con poco tiempo para planificar una estrategia de marketing diferente de las puertas abiertas.

Moratoria

Por todo ello, las asociaciones de comerciantes han reclamado una moratoria para poder adaptarse a la nueva normativa, puesto que, si no, "no será posible cumplirla", ha apuntado el presidente de Barcelona Comercio, Salva Vendrell.

Según el representante del sector, "no hay bastante material, ni bastante industriales, ni las empresas dan a basto para hacer estas instalaciones". Por otro lado, Vendrell ha subrayado que al comercio de proximidad le supone instalar puertas o mecanismos de cierre de entre 3.000 y 4.000 euros los supone "inversión importante" después de los dos años de pandemia y la inflación disparada de los últimos meses.

Además, el descenso de temperaturas hace que las inversiones no se perciban tanto como urgentes porque los locales no necesitarán la climatización para refrigerar la temperatura y el uso de la calefacción es menos intensivo que el del aire acondicionado.

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