Toti Valés, en acción. Foto. David Munilla
Toti Valés, en acción. Foto. David Munilla

Toti Valés, el mataroní que vio nacer la escalada

Toti Valés regenta el refugio del Cuello de Merolla, a Montgrony, desde donde forma escaladores y muntanyistes

No hay mucha gente que pueda decir que estaba cuando empezó un deporte. El mataroní Toti Valés sí. Y es una de aquellas historias que refuerza el dicho aquella del profeta y casa suya. Valés es más conocido fuera, incluso a nivel internacional, que no en la capital del Maresme. Él, que ha hecho todos los papeles del auca en el deporte de la escalada deportiva, asiste expectant al debut olímpico de la especialidad, previsto por este verano a los Juegos de Tokyo. Regenta el refugio del Cuello de Merolla y sigue enamorado de la montaña, la natura y las sensaciones únicas de la escalada: "es cómo una meditación en movimiento", asegura.

"Con la escalada fue un amor a primera vista, ya hace 40 años. Entonces era una modalidad del alpinismo, no existía la escalada deportiva. Así de claro. Fue a partir de los 80 y los 90 que la escalada deportiva inició su camino y a Cataluña descubrimos que somos un lugar perfecto para practicarla", explica Valés. Los espacios naturales y el tipo de piedra de las montañas catalanas convierten este país "en un paraíso por el escalador". Uno de los puntos destacados en el mapa de este paraíso tiene, además, el sello propio de Valés. El mataroní impulsó (gracias a la ayuda de sus padres, explica) el Refugio del Cuello de Merolla, a Gombrèn desde el cual ha tutelado, difundido y enseñado escalada a muchísima gente a lo largo de los años. Y no solo escalada, el Refugio, situado en tierras de la leyenda del Conde Arnau, es lugar de peregrinaje por muntanyistes que encuentran un espacio genial como punto de inicio o de sus excursiones.

Toti Valés, en acció. Foto. David Munilla

Toti Valés, en acción. Foto. David Munilla

"Con la escalada fue un amor a primera vista, ya hace 40 años, cuando todavía no existía la escalada deportiva"

"Por Montgrony durante años pasaban los mejores escaladores del mundo. Yo me especialicé al ser guía de alta montaña y pudimos ir consolidando este espacio. A mí la escalada me hace feliz y por eso elegí este camino", explica. En un momento en que cada vez más gente practica el "suyo" deporte, el mataroní tiene claro lo por qué: "porque engaña, implica un punto de miedo que engancha mucho. La escalada es cómo meditación en movimiento, te absorbe. Cuándo eres a una pared no existe nada más que tú y el momento. Estás en blanco. Te genera una adrenalina enorme que engancha mucho".

Todos los papeles del auca

Toti Valés no solo fue un pionero de la escalada, también ha sido alguien que ha ido superando barreras y marcándose retos, haciendo crecer el deporte con él mismo. Manteniendo la práctica, logrando grandes hitos y a la vez ir conociendo y extendiendo un mundo que lo apasiona. No es una escaladora corriente. Fue dirección Ha sido equipador profesional de competiciones cómo la primera Copa del Mundo, el 1990. Durante 24 años de los montadores más solicitados del mundo. También ha sido juzgue y árbitro, responsable federativo, seleccionador, ningún técnico, director del área de competición de la FEDME, seleccionador nacional absoluto y juvenil y director del Centro de Tecnificación de Alpinismo Y presidente del Comité de Escalada de la FEEC.

"A nivel personal ver que un deporte que has visto nacer llega a los Juegos es una satisfacción, porque piensas que algún granito de arena he posado", dice Valés que asegura que "la evolución de la escalada es un pase y emociona" y a la vez espera que el actual boom de practicantes no haga perder ni la esencia, ni los valores ni el sentimiento que la convierten en un deporte único.

Toti Valés, en acció. Foto. David Munilla

Toti Valés, en acción. Foto. David Munilla

 

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