Gambas a la allet.
Gambas a la allet.

Redacción

Gambas al ajillo, un plato más fácil de hacer del que parece

Tapa tradicional del recetario mediterráneo, también se puede hacer para disfrutar sin salir de casa

Quien no ha sentado tranquilamente un domingo a mediodía al bar de la plaza para hacer unas tapas? Quien no ha pedido nunca unos camarones al ajillo? El típico plato que a los más pulcres quizás asusta por aquello del aliento, pero si nos dejamos estar de tonteries convendremos que hablamos de una tapa extraordinaria, de gran tradición y con un carácter casi inigualable.

Pero, además de saborearlas al bar también lo podemos hacer en casa. Cómo nos lo haríamos para elaborar unas gambas al ajillo sin salir de nuestra zona de confort? Hoy en día todo el mundo lo dice, esto de la zona de confort, y seguramente aquí no está del todo muy aplicado pero, en cualquier caso, el artículo ya adquiere cierto prestigio gracias a esta locución que usan los auténticos guerreros del día a día. Seguimos.

A La Cassoleta de en Xexi, el bloque existe y en ningún caso es fruto de la imaginación de quien escribe estas líneas, explican de pe a pa cómo hacer unas magníficas gambas a la allet a la cocina de casa. Los pasos serían los siguientes:

  • En primer lugar, tenemos que hacer en lonchas una buena cantidad de ajo. Dos personas serían, como mínimo, media cabeza de ajos.
  • En segundo lugar, posamos una cantidad muy generosa de óleo de oliva arbequina suave a la paella o cazuela, y subimos el fuego; si es cazuela, lo vamos subiendo por tramos, muy despacio, o se nos estallará el barro. La cantidad tiene que ser generosa porque el óleo tiene que cubrir sin miedo todas las gambas y el ajo.
  • Mientras tanto, preparamos las gambas; si son congeladas, asegurémonos que están muy descongeladas y secas. Es bueno, para tal propósito, enjugarlas con papel de cocina. Si son frescas y con piel, cortáis las antenas y las patas que puedan romperse de la gamba y ensuciar el óleo.
  • Cuándo el óleo esté caliente pero sin humear, posamos el ajo y un par de bitxos secos por persona (entendámonos; a los súpers puedes encontrar unos botes de especies llenos de bitxos de uno a un centímetro y medio de largo; nos referimos a estos. Si tenéis bitxo secado en casa, el auténtico, de los que hacen cuatro o cinco dedos de largo, tenéis que cortar un par de centímetros por persona).
  • Atención a este punto; el ajo empieza a hervir dentro del óleo, bastante deprisa, amenazando de enrossir-se en treinta salvado. Rápidamente, cogemos los camarones, langostinos o gambas, las salamos y las metemos al óleo caliente unos según antes de que los ajos se posen rubios.
  • Bien; al ajo le falta una nada para enrossir-se, y acabamos de meter las gambas que, si son peladas, tienen que ser translúcides. Objetivo; confitar todo el que hay a la cassoleta o paella en unos cinco o siete minutos; las gambas se volverán blancas y los ajos soltarán un suquet blanco que flotarà al óleo. Para hacer esto, apagamos el fuego o lo dejamos al mínimo si es de vitro. Si usamos cassoleta, apartamos la cazuela de la fuente de calor.
  • Mientras removemos con un movimiento de muñeca la cazuela o la paella, vamos observando que el ajo no se quema, que la cocción baja pero que tampoco se para; se empieza a hacer todo con el escalfor del óleo pero muy despacio. Si vamos removiendo, veremos cómo los ajos dentro el óleo empiezan a liberar un suquet blanco; vamos bien. Seguimos con el movimiento de muñeca, removiendo la cazuela, cuidando la "confitura" hasta que el óleo deja de hervir del todo.

Y ya lo tendríamos. Un plato para lamerse los dedos!

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