Venite adoremus y gracias por el pastel, Sarah Bernhardt!
Venite adoremus y gracias por el pastel, Sarah Bernhardt!

Cugat Comas

Venite adoremus y gracias por el pastel, Sarah Bernhardt!

El 1923 la visita de la mejor actriz del mundo a Barcelona comportó el nacimiento del mejor pastel de por aquí

Cada año que pasa es el Año de algo. Hasta aquí la afirmación es flojita pero déjeme que me explique. Las grandes efemérides, motivos y personajes del país son homenajeados en el cumpleaños redondo de su nacimiento o su muerte. Acostumbran a ser celebraciones de poca entidad: un comisario que cobra, un acto institucional, una cena de duro y tres publicaciones o charlas. Por suerte hay de más destacadas. Hoy y aquí propongo que el 1923 sea declarado en nuestro país el Año de la Sara Bernhardt. Y que el país muestre gratitud y militancia hacia el mito fundacional del mejor pastel, el homónimo de la actriz francesa. Venite adoremus Sara Bernhardt!

La Sara Bernhardt era considerada las décadas finales del siglo XIX y las primeras del siglo XX la mejor actriz del mundo. Es, por lo tanto, un mito. Una leyenda. Su biografía daría por series y novelas. Lo recomiendo porque la personaje tiene tela. Si nos centramos en el apartado de la interpretación, aconteció una referencia que fue más allá de Francia, donde es considerada con razón una de las más grandes de la escena. Fue la primera gran estrella cinematográfica y una gran dama del teatro. Tanta peripecia es difícil de resumir y es por eso que darem por bono el "mejor actriz del mundo" y mañana será otro día.

La llegendària actriu Sarah Bernhardt

La legendaria actriz Sara BernhardT

El punto más importante del tráfico vital de la Sara Bernhardt, pero, es su paso por Barcelona el 1923. Fue en aquella ocasión y a modo de homenaje y ofrenda, que los pasteleros locales se sacaron de la manga un pastel en homenaje de la actriz. Se conoce esto y poco más. Se sabe que lo hicieron por ella pero no si se lo va cruspir, toda golosa ella. Se sospecha que, más o menos, el pastel podría existir antes pero que para la ocasión lo hicieron más exquisito. El hecho es que gracias a la venida de la actriz hace 98 años que a Cataluña se come sara (literalmente) en las mejores ocasiones. Por eso el Año de la Sara Bernhardt tiene que servir para rememorarlo en el centenario de la creación.

La sara es uno de aquellos inventos excelentes, tanto que no parecen hechos de ningí. Es un pastel hecho con bizcocho y crema de mantequilla, recubierto con la misma crema y trocitos de almendras tostadas. Con azúcar en polvo, a veces, para blanquearla. Tanto en formado pastel cómo pastisset, para cortar a porciones o hacérsela un mismo, en solitario. A las pastelerías, entre semana, la gente de edad por quién todos los días de la semana hacen la misma ganya es habitual de ver alguna señora homenajearse con una sara, un miércoles a las seis menos cuarto, para posar un ejemplo.

El 'sarabernat'

El pastel que todos conocemos como sara, de hecho, durante años y cerraduras se le decía también el apellido. Era uno 'Sara Bernhardt' o un 'sarabernat' todo junto, tal y cómo lo cita incluso Josep Pla, que recoge cómo come a Girona. Este 'sarabernat' todo junto, adaptando la pronunciación extranjero del nombre es sensacional y nos puede recordar cómo al 'xuixo' gerundense a Mataró se dice 'globet' cómo adaptación de 'Loubet', apellido de Émile Loubet, presidente francés de final del siglo XIX, en honor a quien se ofreció el dulce. Conviene invitar gavatxos, pues, para enriquecer el repertorio pastelero de por aquí.

El pa de pessic, la mantega, l'ametlla laminada....

El pan de pellizco, la mantequilla, la almendra laminada....

Pastel de domingos, de Pascua, de ocasión

La sara es hoy uno de los pasteles más conocidos y populares de nuestro país hasta el punto que del antiguo homenaje hace casi un siglo a Bernhardt se ha pasado a un auténtico clásico de los domingos, de los días señalados, de los cumpleaños o de Pascua. Muchos huevos de mona yacen sobre el pastel de Sara, cada año.

Y es que la Sara es golosa de tipo. Dulce pero de buen pasar. Buena, mantegosa, tierno. Quienes los gusta de emborracharlo todo, saben que su pan de pellizco puede absorber las gotas que se decidan. Eso sí, la sara es buenísima cuando es hecho del día. Conviene exigirla fresca. Pase y seca puede hacer un embrut al cuello que nos la hará descartar.

Es curioso, pero hay quien no le gusta la sara. Ningún problema. Más por los otros. También es cierto que a quien le gusta, es probable que aboque una devoción exagerada. Un tipo de fenómeno hacen más propio de la actriz que lo inspiró que no del pastel. Pero esta es la gracia del arte y las cosas muy hechas: que entusiasman hasta el punto de salivar solo de pensar en la próxima sara y de agradecerle a la causante toda su carrera interpretativa. Y sobre todo el pastel.

Comentarios