Qué podemos hacer con las fresas maduras
Qué podemos hacer con las fresas maduras

Qué podemos hacer con las fresas maduras

Un batido, un granizado o una vinagreta, salidas culinarias fácil y deliciosas por la fruta más macada

Tirar comer es derrochar. Es pecado y es inmoral. A veces, el concepto de derroche lo asociamos en las tiendas o supermercados, que se desprenden del que no tiene salida o caduca. Los estudios de la de comer que se llega a tirar se ilustran con datos hirientes. Que el mundo está mal repartido lo sabemos de sobra ("desde el primero mas enero", cantan los Estopa) pero ni que sea por aquello de cambiar nosotros para mirar de hacer cambiar el mundo entre todos el mandamiento de "no derrocharás!" seria uno de los principales de unas sagradas escrituras ya no del buen comedor, directamente del buen ciudadano.

Llega la mejor época del año en cuanto a las frutas, por más que los plásticos de invernadero y los tráficos intensivos de mercancías parezcan haber desvanecido un poco el concepto de temporadas. Por más que a según donde se encuentre de durando todo el año, no podemos obviar que es a partir de mayo, con el estallido poderoso y completo de la primavera, que nos llegan joyas cómo las fresas. Es tiempo de fresas, proclaman productores y restaurantes del Maresme. Y hacen bien. Tenemos unas fresas sensacionales que quizás se cosechan todo el año pero que es ahora, cuando los toca, que parece que estallen de sabor intenso, dulces y acidez justas, que es cómo si palpitaran cuando las queixalem y disfrutamos.

Comer fresas es de aquellos placeres que muy bien no querrías nunca que se acabara. El precio y el senderi limitan, se entiende, porque si fuera por hambre y paladar echarías y echarías cómo el conejito imparable de aquel anuncio de alcalinas de hace unos años. Precisamente por estas ganas y porque además ahora que es tiempos (y todo y la mascareta de las narices, nunca mejor dicho) el olor que hacen las fresas te incitan sensualmente a la compra compulsiva, puede llegar a pasar que tengamos en casa de maduras, que están demasiado en su punto o incluso un chico pasadas. Macades, vaya. Nos ha pasado a todos y seguirá pasando.

Una maduixa massa passada

Una fresa demasiada pase

Las fresas en plenitud las haremos solas, en macedonia, acompañadas con nata, en pasteles, con vinagre y azúcar, mezcladas con plátano y azucaradas o combinadas con chocolate. La fresa es cómo el color negro, que queda bien y liga con todo y todo el mundo. Pero alguna de estas preciositats del repertorio culinario común puede verse resentida si la fresa ya mengua, se le ha apagado el color vivo y tiende a pansir-se y ablandarse. Es aquí donde tenemos que recordar el mandamiento y en ningún caso echar las fresas a marco. Lo tenemos que evitar y de la necesidad sobrevenida podremos encontrar virtud.

Por eso, sin inventarnos nada que no se conozca, listamos tres opciones de aprovechamiento.

Vinagreta de fresas para ensaladas no aburridas

habrá uno antes y uno después de cuando la pruebes. El antes será incrèdul y escéptico, el después convencido. Ideal por todo el mundo con dos ojos a la cara, cómo todo el mundo, a través de los cuales nos pueda parecer que todas las ensaladas pueden ser iguales. El mundo de la vinagreta es cómo descubrir una habitación más al domicilio de los gustos, sección verde. La de fresas parece hecho para compensar elementos cómo el queso fresco, o el de cabra, el aguacate o incluso las láminas de calabacín. Mezclamos las fresas, el óleo del mejor, el vinagre de mòdena y una culleradeta de nieve y emulsionamos. La ensalada se transforma cómo un niño cuando toma golosinas.

Batut de maduixa

Batido de fresa

Batido exprés

A los bares que van de flipats se los dirán smoothies y seguramente te subirán el precio solo para hacerse los "english-pitinglish". Cogemos las fresas macades, las cortamos a trozos pequeños, posamos azúcar, media taza de leche y removemos con una bateadora, trituradora o uno 'un-dos-tres' (se ha perdido, oi, el decirle 'un-dos-tre'?). Después añadimos un yogur natural, que si es un poco bueno mejor, y seguimos removiendo. Triturar- dos cubitos nos dará el punto frío y si lo servimos con una hoja de menta ya parecerá que cagamos graso.

Granizado de fresa

Ya hace bono. Los jóvenes van en calceta corta. Sobran mangas y capas, a pesar de que siempre hay quién es más negrilla que el regreso en casa después de la Rociada. En todo caso, a los granizados maresmencs! Bien pronto tendrán a los bares, heladerías y granjes y mientras tanto podemos hacer en casa. Versión fácil, mismos utensilios que con el batido, pero triturant solo hielo, las fresas netas, zumo de limón y azúcar (extremo desaconsejado por los que no nos lo podemos permitir). Esto que haremos no será bien un granizado (que a Mataró pronunciaremos "granitzat", por cierto) pero nos servirá de remado refrescante. A partir de aquí lo podemos hacer más muy hecho o podemos cortar y congelar las fresas en espera de cuando las querremos usar. Del granizado de fresa podemos hacer Juliana pero no nos esverem. Del granizado más canónico o del más de poca monta podremos derivar desde daikiris a otras mezclas destiladas. Más esveramenta. Bastante.

Veníamos solo a aprovechar las fresas. Estas son tres ideas de muchas más de posibles. La clave es no tirarlas, no derrochar y aprovechar.

 

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