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Níspero: 8 argumentos para considerarla una fruta perfecta

Los nesprers, fruteros generosos, obsequian con esta fruta dulce y golosa el tráfico hacia la calda excesiva

Pasa cada año por estas semanas del año. Todo parece un estallido, un atasco de sensaciones y gustos. Cómo si la temperatura haz subir más cosas que el mercurio, cómo si la natura se esverés cómo lo hacemos los humanos. Pocas frutas simbolizan esta eclosión primaveral cómo el níspero. Cómo que convive en temporada con perlas rojas cómo la fresa o la cereza , al níspero demasiado veces se la tiene cómo jugadora de banquillo. Al infierno quienes lo defiendan así.

El níspero tiene narices porque es así: el níspero. En femenino. Valga la confesión que siempre he dicho nespre en masculino. O "nispru" en este tono manllevat con demasiado atajo del castellano. Pero en todo caso son los nísperos y son el fruto del nesprer. A Badalona dicen micacos y están todo cofois de su localismo de origen oriental. Yo si uno de Badalona quiere estar orgulloso de algo suyo, pues escucha, que sea feliz o que lo intente. Y que pase abajo.

El níspero, sostento, es una fruta que se acerca a la perfección. Dulce y golosa, bella de aspecto y cuándo es buena posiblemente inmejorable de regusto. De una pasas al otra. Demasiado azúcar, no se tiene que abusar, embadurna, ya no tiene el gusto que tenía podrían ser cuatro argumentos concatenados en contra de la tesis del artículo. Felicidades también si cruces que no hay por lo tanto con el níspero. Al fondo a mano derecha, con los de Badalona. Esto es un apología militante y el fruto del nesprer es casi perfecto.

Que por qué? Podemos mirar de responderlo. Hoy en día impera la dictadura de unos criterios robóticos que te dicen que es mejor escribir por puntos.

Por qué es casi perfecta, el níspero?

La nespra, una de les fruites de la primavera
El níspero, una de las frutas de la primavera

 

Por el propio nombre

Níspero. No se asemeja a ninguna otra fruta, como máximo intuimos un origen relacionado con la pera, por etimología. El nombre de níspero, a la vez, nos remite al atardecer. El anochecer es una franja horaria difusa que adquiere importancia precisamente en el tráfico primaveral que protagonizan nuestros protagonistas de hoy o los albaricoques. Las sociedades que no tienen nuestra vida de calle compartida no saben qué es el anochecer. Los que quieren los horarios de Europa no merecen el anochecer. Todo el bono de esta vida pasa el anochecer y a ninguna hora disfrutaremos de los nísperos cómo entonces. Dulzura huidiza cuando la luz decae.

Por la generosidad del nesprer

Pocos árboles frutales encontraremos más buenos paios que el nesprer. Cómo aquel amigo que nunca falla pero que, pobre, está obsesionado con no hacerse pesado. El nesprer es un frutero poco selectivo con allá donde quiere crecer y que si coge se nos hará gigante. El florecimiento es generoso, la cantidad de nísperos que nos dará es formidable. Casi que ni lo riegues, él va tirando. Como contrapartida, los pájaros no son burros y comparecen. Y entre ellos y el propio nesprer, el rodal se emmerda que requiere de intervención o tolerancia. Si tienes nesprer, automáticamente tienes muchos nísperos.

Si tens un nesprer, tens moltes nespres

Si tienes un nesprer, tienes muchos nísperos


Porque la compartes

Donde éramos. De nesprers tienen o tenías muchas casas por la abudància y generosidad con la que obsequia fruta. Quién tiene un nesprer no mujer al alcance y automáticamente tiene que compartir la camada. Si un tiet, un primo, un amigo o el vecino tiene nesprer, es probable que tinguins nísperos. El níspero es una fruta para compartir, de detalle, de convite, de conocimiento y comunidad.

Porque dura poco

Del mismo modo que estallan, que el naranja sucede al amarillo y de golpe los nesprers son generosos, que en plaza el precio baja, que salen con aquella dulzura suya, el níspero parece tener prisa para acabar marchante. Incluso ahora, que esto de las temporadas entre plásticos y cambios climáticos parece que se desdibuxin, el níspero de verdad dura el que dura. Una ventana, un paréntesis. Un tiempo de tráfico que empieza con la primera calceta corta y acaba con la calda excesiva. Después se va hasta el año que viene y por lo tanto comes cuando hay y bastante.

Por las pecas, guapas y surcos

El níspero es educativo por la imperfección que a menudo presenta su piel exterior. Pequeñas pecas que se extienden con de tono marrón. También la carnositat interna puede irse oscureciendo hasta que sea demasiado madura. Pero aquí el aprendizaje es la plasmación de la belleza imperfecta, de la vida humana a la fruta. Aquello de "cara pigada, cara estimada" adquiere forma dulce y comestible. El que los tiquis miquis considerarán guapas nos puede remitir a los baches de la belleza facial que se dibujan a las mejillas sonrientes de las personas que nos gustan. Todo acompaña, alrededor de unos nísperos.

Porque se fácil de pelar

Poco cachondeo que la facilidad de pelársela es una de aquellas virtudes en esta vida que a menudo no tiene acreditada la importancia cotidiana que merece. El níspero se pela, pero té la cáscaras fácil. Pim palmo, tres o cuatro tirones y ya llegas donde querías. Con la mano, cómo se hacen las cosas importantes, modelando de dedos, sin resistencia. Una fruta cómoda y por eso a menudo te las peles un golpe detrás el otro.

Por supone diablura

El níspero es la fruta de la diablura. Todos hemos sido pequeños y hemos cogido de donde no habíamos. Nesprers hay en las escuelas, en algunas plazas. Nesprers que sobresalen de los muros de la casa con patio que lo tienen plantado. Atansar-se a las ramas y llevarse un níspero furtivo diría que es un ritual compartido, infantil, de pandilla. Cuidar este aire que no llega, de cándido, ni a la condición brètola y asociarla a una fruta tendría que computar como escuela de vida.

Porque aprendes a no correr

Precisamente la mayoría absoluta de los nísperos furtivos acaben siendo demasiado tempranas. Ui sí, hemos cogido nísperos de la escuela pero a la hora de comerlas la acidez nos amonesta. Hasta aquí. El níspero tiene una dulzura puntual, un gusto que aparece en su momento cómo si fuera el premio final al laberinto. No antes. Asociada al color calabaza, el amarillo delata prisa. Ojos cerrados, mueca..

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