El llorito se deleix sobre todo freído.
El llorito se deleix sobre todo freído.

El raor, un tesoro escondido en el Maresme

Uno de los pescados más misteriosos de la costa del Maresme, el llorito, se ha convertido en una comida exquisita y refinado.

Los fondos arenosos del litoral de Mataró y del Maresme no esconden el tesoro del pirata Barbanegra, pero sí una joya de la cocina mediterránea. El raor vive aquí y, con el paso de los años, se ha convertido en una exquisitez que hace las delicias de los paladares más refinados.

El raor busca, cerca de la costa, aguas poco profundas que lo acojan mientras alarga su periodo de reproducción. Entre julio y agosto es fácil observarlo con un sencillo equipo de snorkel. El raor es muy característico de la costa del Maresme, pero también es común a otros lugares. Cómo pasa a menudo en estos casos, el nombre varía en función de la comarca; en La Selva dicen rosó, en las Islas Baleares es el raor y en Valencia lo conocen como raoret.

Entre Canet y Malgrat, incluido el litoral de Santo Pol, Calella y Pineda, es la zona del Maresme que tradicionalmente presenta más abundancia de raor. Nace hembra, y así sigue durante toda su juventud, pero al llegar a la madurez se convierte en macho. Cosas de la naturaleza. Las hembras presentan tonalidades rosadas y anaranjadas, pero cuando se convierten en machos los tonos verdosos empiezan a ganar protagonismo.

Tesoro biológico, plato para sibaritas

Por todo ello el raores considerado un pequeño tesoro biológico, pero también es una de las comes más exquisitas de la Mediterránea. Al mercado, sus precios pueden ser astronómicos. La suavidad de su carne es de tal delicadeza que el raor ha acontecido un plato de auténtico sibarita.

Los expertos dicen que la mejor manera de saborear el raor es frito, pero también se puede cocinar a la plancha. Ligeramente enlucidos con harina son deliciosos, y siempre resulta interesando conseguir que la piel forme una capa crujiente, un poco hinchada, bajo la cual el lomo se mantenga más firme y jugoso. Su valor gastronómico es tan importando que cocineras del prestigio de Carme Ruscalleda, por ejemplo, han apostado para incluir magníficos platos de raor en sus cartas. También se pueden encontrar fantásticas recetas de raor en chiringuitos de playa y casas de comidas locales.

Sea como fuere, el Maresme es tierra privilegiada por sus encantos naturales. El mar y la Cordillera Litoral son activos muy apreciados por sus ciudadanos y por los turistas que visitan la comarca. A veces, estos encantos naturales esconden pequeños tesoros que, en mesa, se convierten en brotes de placer.

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