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No se pueden poner puertas al campo del 28 de julio

Una Juliana deliciosa a Requisitos, uno No hay bastante! incontenible y un final de fiesta fuera de programa masivo culminan la penúltima noche de Las Santas, otro golpe masiva

Aquella que dice que no se pueden posar puertas al campo es una de los dichos más usados, decolorada después de tanto tiempo a la intemperie. Viene a teoritzar que no se puede impedir aquello inevitable. Por lo tanto no se puede intentar contener aquello que por naturaleza es desbordante. La noche del 28 de julio, a Mataró, funciona así. Cómo una rierada maresmenca. No podrás hacer demasiado, te pasa por sobre.

La penúltima noche de Santas nota cansancio pero también las cuques de la ocasión subrayada, de los elementos únicos. Tiene toda una ritualitat y unos ingredientes que lo subrayan, ninguno otro cómo el elixir mágico de la Juliana que en el Parque Central provocó las colas por tickets más largas que se recuerden. El cóctel estrella de Las Santas, servido de forma preciada como algo excepcional de los Requisitos, tiene requesta y cuándo es tan buena cómo la servida por la Germandat del Cautivo y los Dolores, todavía más. Deberían de ser los tres años de espera ansiosa que ampliaron la sed selecta, pero tuvo un gusto sensacional. Era deliciosa. Masa deliciosa y todo.

Mientras hacer cola se hacía pesado, la Principal de la Bisbal parecía querer sacarse la imagen más carroza de sobre e incluso sorprendía con un repertorio más moderno que el habitual de un baile de entoldado cómo este. Cuando se lograban los tickets, la barra era la cosa más rápida. Ración de Juliana en su punto de frío del granizado, trago y todo cuadraba. Cada queixalada recuperada de estas Santas tiene más buen gusto que el anterior.

No hay bastante Las Santas 2022

Riera llena a rebosar


Al lado del Ayuntamiento entre el ir y venir del Baile de Dragones y la imminència del No hay bastante! se notaba nervio. Y conciencia que o se está pronto o no se estará de todas todas. En su punto de las dos arrancaba el chasquido festivo por antomàsia. El No hay bastante! es una locura. Llena más que cabe otro acto el reducido espacio de ante el Ayuntamiento y hace el imposible que es que se puedan mover y bailar las figuras en medio de una euforia incontenible. Con los mismos controles que por la Noche Loca, se vieron menos botellas pero la actitud era canalla, desbarrada e incontenible. La Riera bajaba de ancho a ancho y todo era euforia.

Con la canción propia del acto de punto de partida y regreso, sonaron el tranvía y todas las melodías habituales hasta la única dormida de todas con copla. Luz, sonido, bases, marea humana yendo y viniendo: ya hace tiempo que este acto es la provisión de estampas más espectacular de toda la Fiesta Mayor de Mataró. Un acto que hay que sorber, porque derrama. Y querían que aquí se acabara la cosa...

La festa improvitzada darrere de l'Ajuntament

La fiesta improvitzada detrás del Ayuntamiento


Madrugada de las otras Santas

Pero no se pueden posar puertas al campo del 28 y por más que la oficialidad aspirara a que la gente fuera a dormir a las tres, terminado el acto, los planes de miles (sí, miles) de personas no eran estos. Justo terminado el No hay bastante! salía la tradicional y apòcrifa Cursa a Pelo con una quincena de atletas tal y cómo se duerme con el calor por Santas: nudo y con alguna copeta de más. Es entonces que empiezan otras Santas, que han convertido el 28 de madrugada en el día por excelencia fuera de programa. Dormir a las tres? Ni hablar. Después de la Cursa a Pelo y con los bares con permiso de una hora más abiertos, un altavoz entaforat sobre los lavabos de atrás el Ayuntamiento convirtieron la plaza en un tipo de discoteca al aire libre mientras también la Riera y los alrededores mantenían el hormigueo.

El ball de l'Àliga de la dormida sense figures. Foto: Alba Roca

El baile del águila de la dormida sin figuras. Foto: Amanecer Roca

Hacia las cinco de la madrugada, por postres, empezaba la última dormida o 'dormida de los borrachos' con bailes sin figuras en uno ante el Ayuntamiento a rebosar. Un acto que casi está formalizado y protocolitzat cómo los de verdad. Y una constatación más, final, que el 28 es el 28 y más vale no quererlo acotar, porque sobreixeix por los márgenes.

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