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Vern Bueno

La bodega Castellví restaura un fresco de Manuel Cuyàs

El dibujo, hecho directamente a la pared de la entrada del establecimiento, está bastante deteriorado después de 40 años

La entrada de la bodega Castellví, a la plaza de Cuba, está presidida por un fresco del artista mataroní Manuel Cuyàs. Una divertida obra de motivos vinícolas, donde se puede ver media docena de hombres abraonant-se a una bota de vino y su propietario intentándolos frenar, mientras un joven se lo mira despreocupat con una brizna de paja a la boca. Un Cuyàs “marca de la casa”, vital y alegre, de trazo ágil y dinámico y salpimentado de fin sentido del humor, pero que está fuerza deslluït por el paso del tiempo y a menudo pasa desapercibido a los clientes de la bodega. 40 años después de haber sido pintado, la bodega ha decidido restaurar el fresco del artista mataroní, muerto el verano de 2005. “Nos parece una fecha adecuada para restaurarlo y hacerlo más visible” afirma Toni Castellví, propietario de la bodega.

El encargado de restaurarlo es el escultor Jaume Simon, que trabaja en la obra desde la semana pasada y calcula que se estará muy bien un mes hasta conseguir que el dibujo recobre su esplendor. Simon, autor de obras como Abierta, la escultura de colores que preside la Plaza Occitania, conoce con profundidad los dibujos de Cuyàs, de quién era amigo personal. “Ya he restaurado más de una obra suya” explica el escultor. “Las paredes de casa suya, a la Rambla, están llenas de dibujos suyos. En Cuyàs era todo un graffiter”. Simon echa de menos ahora las indicaciones que el mismo artista le daba para restaurar sus dibujos. Este, pero, no es el único problema con que se topa el restaurador, que explica que la pared de la bodega “no se preparó para hacer un fresco”. Cuyàs pintó directamente, sin tratar el muro y, sesenta años después, el dibujo sufre las consecuencias. Justo a la pared del delante había otro fresco de Cuyàs, pero estaba en tan malas condiciones que los propietarios de la bodega tuvieron que tapar.

Fotografiar, massillar, colorear
Ante todo, Simon ha fotografiado el dibujo hasta el último detalle, lo ha limpiado en seco y lo ha adherido bien a la pared, para no llevarse una parte cada vez que trabaja. El siguiente paso es arreglar los golpes que ha sufrido el muro a lo largo de los sesenta años, aplicando massilla, para poder empezar con la restauración en sí misma. “El objetivo ahora es buscar los colores adecuados e intentar respetar el trazo del dibujo al máximo” comenta Simon, que quiere aplicar unos colores no tanto vivos como el original porque no destaque tanto. De aqui a tres o cuatro semanas, se podrá comprobar el resultado de este trabajo metódico, y la bodega Castellví podrá lucir sin complejas la obra de uno de los artistas más versátiles que dio Mataró el siglo pasado.

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