ENTREVISTA Anna Gené 2

Cugat Comas

"La gran suerte de Sala Cabanyes es su equipo humano"

Hablamos con Anna Gené, que este verano dejará la presidencia de Sala Cabanyes después de 10 años, sobre el momento de la entidad teatral más importante de Mataró

Anna Gené lo ha decidido y este verano se retirará después de ser 10 años la Presidenta de la Sala Cabanyes. Esta docente de la escuela privada concertada GEM es de la Sala de toda la vida y no piensa alejarse, pero ha llegado el momento de asumir un rol menos de primera fila. De ser del equipo humano de la casa y ya. No ha sido una década cualquiera, esta. Le ha tocado vivir una pandemia, unas obras estructurales en la cubierta del teatro, el Centenario o la Creu de Sant Jordi, entre otros. También la especialización en musicales o este año los nuevos arreglos de los Pastorets. Precisamente después de acabar las 10 representaciones de l’Estel de Natzaret atiende a Capgròs.

Se han acabado los Pastorets de Mataró. ¿Qué supone esto en la Sala Cabanyes?

Es un giro de página, realmente. Los Pastorets son mucho trabajo, desde mayo hasta el día después de la última representación todavía hay horas y horas de trabajo recogiendo los decorados. Cuando acabas miras el calendario con otros ojos, queda el último tramo de la temporada pero los Pastorets ya han pasado. Toda la parte de temporada teatral que se solapa con los Pastorets es realmente complicada. Cuando acaban es un descanso aunque debemos tener presente lo mucho que aportan a la gente de la Sala. Los Pastorets son muy importantes para la ciudad pero también para la entidad porque puede aparecer mucha del núcleo de gente que tenemos.

¿Cómo han ido los Pastorets de este año?

Muy bien. Es uno de los años que tanto en cifras como en sensaciones cerramos mejor. Se ha notado que la gente tenía ganas. La palabra pandemia duele decir ahora pero no dejábamos de venir de allí. El año anterior recuperamos los Pastorets pero aún se notaba, el público. Este año ha habido mucha más gente: más gente que ha participado por nuestra parte, unas 310 personas, y a nivel también de público estamos en cifras pre-pandémicas. 450 espectadores más que el año pasado. Estamos muy contentos.

El año de la sacudida musical, ha sido, con los nuevos arreglos. ¿Cómo los valoráis?

Como con todos los cambios, había un poco de recelo porque la música es quizás lo que la gente retiene más de los Pastorets pero la sensación general es que ha gustado. Seguro que hay cosas por redondear pero creo que es importante moverlos, los Pastorets. Que de vez en cuando haya un sobresalto para que no caigan en un conformismo. Es un espectáculo muy tradicional pero también deben tener su evolución.

¿El cambio de arreglos era por un motivo principalmente económico? ¿Qué valen los Pastorets?

No hemos ocultado las cartas, con la música. Sí, el factor económico es clave. Lo que valen los Pastorets es relativo porque depende de lo que le pongas. Este año, sabiendo que teníamos que invertir en los arreglos, hemos contenido otros gastos. No ha habido voladuras ni proyecciones, por ejemplo. Los Pastorets están sobre los 50.000 euros de presupuesto. Otros años han sido más caros (por el hielo seco para hacer humo, por proyecciones, por voladuras). Es un espectáculo caro.

¿Son sostenibles económicamente?

No todos los años. No todas las temporadas. En la Sala Cabanyes, sin embargo, no deben ser los Pastorets los que nos salven la temporada. Los hacemos porque nos los creemos y porque los queremos seguir haciendo, porque creemos que los debemos hacer. Es trabajo de la Junta equilibrar toda la temporada para que se sostenga y también sostenga parte de los Pastorets.

Por lo tanto es una apuesta o un riesgo, cada temporada. Cada obra de Sala Cabanyes es casi de nivel profesional del telón afuera pero totalmente amateur tras bambalinas.

Cuando confeccionamos la temporada nosotros sabemos que debe haber dos espectáculos muy seguros. Los espectáculos de la Saleta son imprescindibles: son teatro puro, es proximidad pero obviamente se sostienen ellos y punto. Porque la temporada sea positiva necesitamos que otros montajes abajo, en la Sala grande sí que den más. Aquí lo que pasa es que también queremos introducir teatro de texto en el escenario grande y al público de la Sala Cabanyes lo hemos acostumbrado a venir mucho a musicales. No sé si es un error o no, pero es cosa nuestra. Queremos salir de ese encasillamiento que abajo solo se hace teatro musical o infantil. Ahora hacemos ‘L’art de la Comèdia’ y el año que viene también habrá otra obra de texto.

Anna Gené, sentada a la platea de Sala Cabañas. Foto. R. Gallofré

 

La temporada actual de Sala Cabanyes es de las más largas de los últimos años.

Son nueve montajes, seguramente nos hemos pasado de la raya. Nosotros no encargamos, recibimos propuestas de directores. Y tuvimos la suerte de recibir muchas. Los últimos dos años hemos tenido que hacer malabares para encajar lo que recibíamos, sabiendo que en muchos casos hay montajes que se tienen que preparar un poco en precario. Hacemos obras que no tienen escenografía hasta pocos días antes de estrenarse. Las condiciones son estas, requiere mucha planificación pero la gente ama el teatro y la entidad está muy viva.

¿El estado de salud teatral es bueno, pues?

Estamos en un muy buen momento. Temporadas tan largas son el ejemplo. El año que viene serán siete obras y no nueve, pero también hemos bajado un poco por el alto coste humano que supone una temporada como esta. Es montar y desmontar. Hay parte de la entidad que solo viene a Pastorets y a otro montaje al año pero también hay mucho equipo que está siempre.

Los musicales de Sala Cabanyes tienen buena fama. ¡Os atrevéis con casi todo!

Los disfrutamos mucho y los hacemos disfrutar mucho. Hay autoexigencia y el nivel creo que es bastante alto. Aquí también hay suerte, tener buenos repartos pero también es cierto que a veces chocamos en el ámbito más técnico. Nosotros no somos especialistas y un buen musical a veces requiere de una excelencia técnica que a veces no podemos ofrecer del todo. El público responde mucho a los musicales y debemos aprovecharlo sin morir de éxito. Siempre hay que calibrar bien cada reto.

Cuando no hay actividad propia, en la Sala pasan muchas más cosas.

La gente solo ve las funciones de los fines de semana pero hay mucho más. Entre semana alquilamos la sala a teatros escolares, pero claro nosotros venimos a ayudar a montar, abrir, acomodar. Todo en horario laboral. También vienen los alumnos de teatro del Campeny y los fines de semana sin función, por la tarde o por la noche, hay otros alquileres. Hay mucha actividad y requiere de mucha gente. La gran suerte de la Sala Cabanyes es el equipo humano que hay detrás. Sin toda esa gente lo que hacemos sería totalmente inviable, el día que falle la Sala desaparecerá.

Has hecho 10 años de Presidenta de la Sala Cabanyes y te retiras este verano. ¿Estás segura?

Ya en la anterior legislatura yo quería dejarlo pero no salió nadie. Son 10 años de presidenta pero antes había estado 5 años en la vicepresidencia. Son 15 años y creo que tanto la entidad como yo necesitamos un relevo. Ha sido un lujo representar la Sala Cabanyes estos 10 años acumulando vivencias de mucho valor. Han sido muchísimas cosas buenas, también algunas malas pero el recuerdo que me llevaré es buenísimo. 10 años supone hablar con muchísima gente. Aprender de toda ella, saber y aprender de esta casa y poder transmitirlo es algo precioso.

Obras de la cubierta, reconocimientos como el Centenario o la Creu de Sant Jordi, éxitos… ¿La Sala del 2024 está mejor que la de hace 10 años?

Faltaría más que no fuera así. Pero si tenemos mejor salud no es porque nosotros hayamos hecho algo que no hicieran nuestros antecesores. Nosotros hemos aprovechado unas condiciones y oportunidades dadas. El Centenario viene cuando viene, la pandemia también, las obras las tuvo que hacer sí o sí el Centre Catòlic.

¿Qué te quedará en el tintero, que te gustaría haber hecho y no podrás hacer?

Poder climatizar la Sala. Se ha trabajado y buscado pero el coste económico que tiene ahora mismo es inviable. Ojalá encontremos la manera de hacerlo porque es necesario. En verano hace mucho calor, dentro. Y otra cosa que me queda es seguramente que no he entendido a todo el mundo con quien he hablado: tratar con tanta gente tiene lo suyo y siempre hay quien considera que no lo haces lo suficientemente bien.

¿Mataró valora lo que supone un teatro y una entidad como Sala Cabanyes?

No. La cultura en Mataró no se valora suficiente. Hay otras prioridades. Tenemos ayudas pero lo que se echa en falta va más allá de las ayudas económicas. Hay poco apoyo porque el Ayuntamiento de Mataró se limita a lo estrictamente municipal. Hay entidades que hacemos cultura con penas y trabajos y un gracias de vez en cuando no estaría de más. Los políticos pasan y nosotros debemos hacer para quedarnos. Y es la institución la que debería acompañar más entidades como la nuestra o el Fomento por poner dos ejemplos.

Sala Cabanyes se está independizando del Centre Catòlic. ¿Eso qué efectos tiene?

Es algo puramente administrativo y de cara afuera habrá pocos cambios. Es algo tan sencillo como que la Sala Cabanyes tendremos una personalidad jurídica propia, con NIF. Seremos entidad y no sección pero aquí no hay ningún quiebre con nada. Todo igual.

Las muchas horas que dedicas a la presidencia ¿a qué irán, a partir de retirarte?

¡Me quedarán muchas, horas libres! Aun así con estos 10 años he aprendido a delegar mucho, que siempre es importante. Tener un buen equipo, confianza en otras personas y saber organizarse es clave.

¿Qué le dirías a tu sucesor o sucesora?

Que den el paso. Que a pesar de todo el esfuerzo que hay que poner, priorizándolo sobre otras cosas personales lo que te llevas y la recompensa que te llevas es inmensa. Cada vez que se alza el telón, que se encienden las luces te sientes satisfecho de todo lo que hay detrás. Cada representación es un logro y piensas ‘qué bien’. Te llevas muchas satisfacciones y entonces todo compensa.