El artista argentino, con una de las obras que expondrá en el Espacio Renacuajo
El artista argentino, con una de las obras que expondrá en el Espacio Renacuajo

Vern Bueno

Miguel Àngel González trae su pasión por el cuerpo humano a l’Espacio Renacuajo

El escultor y pintor argentino, afincat en Lleida, muestra la ambivalencia del hombre, capaz de mostrarnos “lo más bello y el más rastrer a la vegada”

“Me apasiona el cuerpo humano. Se tan perfecto que me al·lucina” explica Miguel Àngel González, protagonista de la exposición del mes de mayo al Espacio Renacuajo. Un pintor y escultor argentino, afincat en Lleida desde hace 14 años, obsesionado por el esser humano, en su aspecto corporal como en los conocimientos que atesora y su capacidad para hacer el bien y el mal. “Me preocupa como el hombre puede mostrarnos al mismo tiempo las cosas más bellas y las más rastreres” asegura el artista. “A veces somos como una riada, porque nos lo llevamos todo por delante”.

El esser humano es, por lo tanto, el hilo conductor de la media decena de esculturas en hierro y la docena de pinturas que González presenta en el Espacio Renacuajo. Al argentino no le gusta hablar de estilos o referentes artísticos para definir su obra. “No busques en mí técnicas ni tendencias, busca en mí algo que te hable de la humanidad. Esta es mi única meta con mi obra”. Según su parecer, “no hay arte moderno ni antiguo, ni tendencias artísticas mejores o peores. Tanto sólo hay una cosa fundamental: que el arte guste, que aporte cosas positivas, que sirva para vivir”. Aun así, reconoce que hay “maestros” que en ocasiones lo han servido de inspiración: un abanico ecléctico de nombres que va desde el dibujante de cómicos Burne Hogarth (el creador de Tarzan) hasta genios como Picasso, Dalí o Miquel Àngel (todos ellos también con una gran predilección por el cuerpo humano).

El espíritu humanista de González también se traduce la voluntad del artista de despertar conciencias y convertir su obra en un canto de protesta. “Desgraciadamente la gente hoy en día está muy insensibilizada” lamenta González. “Esto se debe de a la obsesión de la gente para acumular patrimonio, que en teoría nos tiene que dar seguridad y felicidad pero que al final nos acaba esclavizando. El consumismo lo enferma todo”. El pintor y escultor cree que el arte también está afectado por esta tendencia. “El arte se materialista, ya no se dirige al espíritu, cuando nunca había sido así. El arte se ha creado para volar, para soñar. Pero el ser humano ha perdido esta capacidad de soñar”.

Por González, el arte es una terapia. “Es el que me permite soportar los avatares de la vida, es lo qué me mantiene vivo”. “El arte es el único que puede vencer al amor” añade. González es consciente que su atzarosa vida da fuerza a sus obras. “Siempre lucho contra las tormentas, porque salir airoso es un pase” asegura, “pero a menudo me pregunto si mis obras tendrían la misma fuerza si no tuviera que luchar constantemente, si mañana mismo me tocara la lotería”.

Nacido para volar
Entre las tormentas que ha tenido que combatir, figura un doloroso proceso migratorio desde su Argentina natal hasta el Segrià. “En Argentina, vivir del arte era una quimera. Yo estimaba mi país y mi gente con mucha fuerza, pero llegó un punto en qué me di cuenta que el más importando era yo mismo”. Por González fue la hora de ver si verdaderamente podría llegar a ser aquello que quería ser, y cruzó el océano. “Me corté las piernas, empecé desde bajo de todo, pero con un grande caudal de conocimiento. El hombre ha nacido para volar, tonto quien no lo vea. Y si hay que cortarse las piernas para tomar el vuelo, pues se hace”.

Inauguración · Jueves día 26. A 2/4 de 8 del anochecer al Espacio Renacuajo (C/ Santo Benet, 16-18)

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